Piñera: estable dentro de su gravedad

Sebastián Piñera está completando los dos meses con los peores resultados, en cuanto a popularidad y respaldo ciudadano, que haya conseguido Presidente alguno desde la recuperación de la democracia. 

En la encuesta Cadem, la aprobación a la gestión del mandatario se mantuvo en un 13 por ciento, sin diferencias con respecto a la semana anterior. Pudiera pensarse, entonces, que se encuentra “estable dentro de su gravedad”. 

Pero esto es más apariencia que realidad. Un régimen presidencial se sostiene sobre la base a la capacidad de conducción que le imprime su primera figura. En el caso de atravesar por una mala temporada, el sistema aún puede resistir si existe la capacidad de recuperación que exhiba el Presidente. Pero esa posibilidad ha dejado de ser vista como algo posible por la mayoría. 

Piñera no puede decir que le hayan negado todas las oportunidades que se podía esperar, en tiempos de crisis. En más de una oportunidad, el país esperó el mensaje de Piñera en búsqueda de una guía segura en medio de la inestabilidad. En cadena nacional, en horario estelar, con todos escuchando. No dijo nada. Nada. 

Lo único bueno que se llegó a decir de su silencio de fondo, oculto en su usual hilvanado de lugares comunes, es que, al menos, en la oportunidad más crítica, no sacó los militares nuevamente a la calle. Pero no excederse en los errores no es suficiente. Por eso, en la última vez que se dirigió al país, la audiencia bajó ostensiblemente. Ya nadie esperaba nada importante del ejercicio constante de la banalidad repetida hasta el cansancio. 

¿Por qué no es posible una recuperación? Porque el tiempo no alcanza. En nuestros gobiernos, el primer año es para presentar iniciativas, el segundo es para concretarlas, el tercero es para mostrarlas y el cuarto es para abrochar y cerrar. 

En este caso, en el primer año se perdió el tiempo, en el segundo año se perdió el rumbo, en el tercer año se entrará en variadas elecciones y en el cuarto estaremos en una situación política que era imposible de prever en la partida. 

Un extraviado no le sirve de guía ni a si mismo. Propiamente Piñera no es abandonado por los demás. Lo que ocurre es que los demás no lo pueden seguir, simplemente porque no va hacia ningún lado. 

Gente muy mal pensada dice que hemos llegado a esta situación debido, en parte, a la nula capacidad de empatía que tendría el Presidente. Dicen que no le interesa nadie y que es incapacidad de tener sentimientos.

En reciente entrevista, el Mandatario planteó que "me duele este bajo apoyo, porque uno como Presidente de Chile, desde el primer día… lo único que hace es trabajar arduamente para mejorar la calidad de vida de los chilenos".

Eso es pura emoción. En momentos en que hay tanta gente que sufre, aquí hay alguien preocupado porque no reconocen su esfuerzo. Piñera ama a Sebastián y es un amor profundo y correspondido. ¡Que lo sepan los mal pensados!

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