Pobre Chile…

Este 17 de diciembre, obligatoriamente, debemos concurrir votar a las urnas, para optar por las alternativas en contra o a favor de la propuesta de nueva Constitución. Ciertamente, en los hechos o en la práctica, debieras pronunciarte en contra o a favor de la Kastitución o Elite-titución.

En efecto, la derecha señaló abundante y majaderamente en el proceso anterior que rechazaba por cuanto, según ellos, era un intento partisano que no convocaba a la unidad y no incluía a todos los sectores de políticos; curiosamente, comparada con aquella, la actual propuesta es mucho más restrictiva, menos inclusiva, extremadamente partidaria, amén de aún más conservadora, ultra neoliberal y retrógradamente machista.

Además, habría que considerar lo vergonzosamente amañada, y la forma pétrea que resultaría, del hecho de aumentar los quórums para reformarla, desde los 4/7 actuales a los antiguos 2/3; lo que constituye en la practica una verdadera camisa de fuerza -rígida e inalterable-, convirtiéndose casi en una condena perpetua.

En ningún caso, y de ninguna manera, se puede sostener que este texto pretende ser la casa de todos, primer requisito o condición que debiera tener una Constitución que nos convoque y nos una. Por el contrario, tenemos un texto que nos divide, que está al servicio de un sector partidista de extrema derecha como es el caso; más aún, es un traje a la medida, de allí que se le ha llamado acertadamente Kastitución; y esto ya seria bastante y suficiente para votar en contra.

Sin embargo, del mismo modo apropiadamente podemos motejarla también como Elite-titución, en tanto que mantiene favorece o aumenta los privilegios, prebendas y ventajas de las cuales usufructúan las endogámicas elites de nuestro país, ejemplo emblemático e impresentable es la eliminación del pago de las contribuciones, y la exclusión del impuesto al patrimonio, ambas medidas favorecen a los más ricos entre los ricos en nuestro país. En otros acápites se permite perpetuar injusticias abusos y postergaciones que afectan directamente a pensionados y pensionadas a trabajadores y trabajadoras a estudiantes y preescolares.

Por otra parte, la derecha argumenta combatir la delincuencia; contrariamente el texto propuesto favorece los delitos de cuello y corbata, tornando más difícil investigar, perseguir y condenar asociaciones ilícitas, tráfico de influencia, colusiones, corrupción, sobornos y cohechos (como los del caso Hermosilla); por añadidura el crimen organizado y narcotráfico pueden verse igualmente beneficiados. Además, la mayor provocación es la propuesta de excarcelar a los mayores de 75 años, medida encubierta para dar libertad a los condenados por crímenes de lesa humanidad de Punta Peuco.

También a favor de las elites cuenta que, bajo el subterfugio de la libertad de elección, se pretende perpetuar constitucionalmente y sin derecho a pataleo a 2 de las instituciones más desprestigiadas en la opinión pública, las A. Fraude. P. (que han condenado a pensiones de miseria a varias generaciones de trabajadores chilenos) y a las abusadoras Isapre (cuyas prácticas de apropiación indebida, por no decir robo, han sido sentenciadas por la Corte Suprema).

Por otro lado, se pretende legitimar y legalizar el lucro en la educación, lo que actualmente está prohibido, coincidiendo con la concepción de Piñera que considera la educación como un bien de consumo y no como derecho. Otros graves retrocesos se verifican contra de los trabajadores, en las restricciones y limitaciones del derecho a huelga, que solo parcial y excepcionalmente podría ser ejercido.

Además, influidos e impulsados por el guaripola de los consejeros republicano, numerario del Opus Dei, la congregación de la elite del poder, se pretende imponer una visión valórica ideológica de fanatismo religioso rayano en fundamentalismo e integrismo. De esta forma se atenta solapadamente contra los derechos reproductivos de las mujeres y explícitamente contra la paridad de género, tan esforzadamente alcanzadas en justicia.

Sin perjuicio de todo lo anterior, la Elite-titución desdibuja, relativiza, impide y hace impracticable un estado social de derecho que anhela la gran mayoría ciudadana. También, como guinda de la torta, peligrosa y abusivamente, aumenta las atribuciones de las Fuerzas Armadas sobre los civiles, y abre la posibilidad de intervenciones militares en la vida política.

Las señaladas razones, aun cuando son solo algunas, son más que suficientes para votar entusiasta y razonadamente en contra. Se argumenta que votando en contra nos quedamos con la actual mala Constitución. Pero señalo que la nueva propuesta es peor aún. Como diría el "zafrada": una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa; en este caso una es mala y la otra doblemente peor.

En consecuencia, si usted no es republicano, ni Opus Dei, ni cercano al fascismo. Entonces vote en contra de la Kastitución. Si usted no es banquero, dueño de fundo, gran empresario; si usted no es amigo de Andrónico Luksic, Ponce Lerou o Luis Hermosilla, ni de Miguel Krassnoff Martchenko, o no comulga con ruedas de carreta; en concreto si no pertenece a las elites privilegiadas, entonces vote en contra de la Elite-titución.

Chileno y chilena, sólo de ti depende el destino de país. No trepides un segundo en votar EN CONTRA.

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