En enero pasado, el XIII Congreso de la Central Unitaria de Trabajadores definió la realización del primer paro activo este 11 de abril, señalando entre los principales motivos de la acción de protesta es el bloqueo legislativo de la derecha en cuanto a reformas que mejoran las condiciones de vida de las personas; el chantaje permanente del mundo empresarial, que amenaza permanentemente con el caos y el descalabro económico si no se siguen sus dictámenes; y al actuar del Gobierno, que se ha quedado encerrado en el laberinto institucional que le proponen sus adversarios y que no se atreve a construir otro tipo de mayorías -no solo legislativa- que le permitan desarrollar su programa.
Este cuadro no se ha modificado en lo que llevamos de año. Peor aún, queda la sensación que el cuadro se profundiza afectando aún más a las y los trabajadores del país, quienes siguen viendo que el costo de la vida aumenta y el sueldo no alcanza para llegar a fin de mes, que mientras a algunos sectores o grupos económicos se les busca soluciones y salvavidas somos nosotros los que pagamos la crisis, sin tener, por ahora, un mejor horizonte.
Han sido cuatro años desde 2019, tras la gran manifestación popular de descontento que devino en dos procesos constitucionales fallidos, donde se ha buscado encapsular las demandas sociales que siguen sin respuesta y con un relato común: diálogo de élite, consensos noventeros y la exclusión de la ciudadanía en la toma de decisiones. Eso lo vemos en todos los aspectos: reformas tributaria y de pensiones con el respectivo "dialogar hasta que duela", ley corta de isapres, cierre de Huachipato, crisis de seguridad ciudadana; por solo nombrar algunos puntos.
Vemos el surgimiento de una especie de duopolio 2.0, lo que se agrupa en la alianza de gobierno, que se sostiene a duras penas con el pegamento del poder; y las derechas, que con las caras y formas de Matthei, Kast o Mewes coinciden en precarizar las condiciones laborales, abusar a las y los trabajadores y someter a la gente a condiciones de vida donde solo se benefician realmente quienes se enriquecen a costa del trabajo de otros.
Difuminado y sin participación quedan las organizaciones sociales de todo tipo, las organizaciones sindicales y la ciudadanía en su conjunto, empujada a papeles secundarios y harta de todos.
Así las cosas, desde la CUT se ha hecho el llamado a la rearticulación del movimiento social como hecho preponderante a la hora de posicionar las demandas que no han sido respondidas, esto es fundamental para instalar con fuerza la necesidad de un giro en la forma de conducción de gobierno y la denuncia clara de la acción de la derecha política y empresarial a la hora de bloquear los debates para conseguir mejores condiciones de vida.
¿Por qué parar este 11 de abril? Para retomar el camino de la incidencia por parte del movimiento sindical y del movimiento social en su conjunto, para hacer frente la asonada de la extrema derecha en el país que busca en base a propaganda mentirosa quitar garantías sociales y derechos laborales y hacer un llamado de atención al gobierno del Presidente Boric para que escuche más a la voz del pueblo y menos a los agoreros del terror.
Las y los trabajadores no podemos seguir esperando que se cumplan las promesas o ver como se nos tira al desvío quedando expuestos a la acción empresarial. La calle es y será nuestra principal plataforma de lucha y de movilización.
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