El próximo lunes, en el Ex Congreso Nacional, la Universidad de Chile presentará el documento #PúblicaParaLaRepública, un ejercicio colectivo que se atreve a decir lo que muchos prefieren evitar: que el país vive una crisis de sentido público, y que las instituciones llamadas a sostenerlo están funcionando con inercias del siglo pasado mientras la realidad corre a otra velocidad. En medio de ese desajuste, la universidad pública vuelve a ocupar un espacio republicano para recordar que su misión no es decorar el debate, sino orientarlo.
La pregunta que recorre el documento es tan incómoda como necesaria: ¿Qué significa ser una universidad pública cuando lo público se ha vuelto un territorio erosionado, disputado y -en demasiadas ocasiones- vaciado? La respuesta no cabe en los rituales institucionales ni en las declaraciones bien intencionadas. Implica asumir que el conocimiento aplicado, -y la innovación que se puede desarrollar a partir de él- no implica lanzar soluciones brillantes en un vacío, sino construir capacidades colectivas para enfrentar problemas que ningún actor puede abordar en solitario. Innovar con propósito público es tomar posición: es decidir que la evidencia importa más que la improvisación, que el bien común importa más que la disputa coyuntural y que la colaboración importa más que la competencia tribal.
En ese marco, la presentación del documento no llega sola. Llega acompañada del lanzamiento del Co-Laboratorio de Innovación con Propósito Público, una nueva estructura de interfaz que marca un punto de inflexión: ya no estamos solo diagnosticando las fallas de articulación entre ciencia, Estado y sociedad; estamos construyendo la infraestructura institucional para abordarlas de forma colaborativa junto con representantes de la sociedad civil y del sector privado. Si hasta ahora dependíamos de esfuerzos individuales o redes informales de buena voluntad, el Co-Laboratorio busca institucionalizar lo que Chile lleva años necesitando: un espacio que traduzca lenguajes, conecte tiempos, produzca confianza y permita que el conocimiento circule de manera útil para la toma de decisiones. No es un centro más: es una apuesta por rediseñar la relación entre la universidad y el país.
Y la buena noticia es que no estamos solos en esto. El sistema de universidades del Estado ya entendió que el desafío es estructural, no ornamental. El CUECh, con su Red de Innovación, lleva tiempo demostrando que cuando las instituciones públicas se coordinan -entre regiones, disciplinas y trayectorias muy distintas- pueden convertirse en un verdadero sistema nacional de conocimiento, capaz de sostener procesos de aprendizaje y transformación que ninguna universidad podría impulsar por sí sola. Esa red es la prueba de que la cooperación es mucho más que una palabra bonita: es una estrategia, una forma de construir el futuro.
Por eso el lunes no es solo un hito académico. Es una declaración política, en el mejor sentido republicano del término. Es afirmar que mientras parte del país se resigna a la fragmentación y al cortoplacismo, las universidades públicas están avanzando en lo que realmente importa: construir capacidades para tomar mejores decisiones colectivas. No para un gobierno, sino para el país; no para la coyuntura, sino para el largo plazo.
Ser "pública para la república" es exactamente eso: recordar que las universidades no existen para adaptarse pasivamente a los cambios, sino para orientarlos. Y en tiempos de policrisis -climática, económica, democrática, de sentido...- esa orientación solo será posible con una universidad que actúe como interfaz, como infraestructura de confianza, como articuladora de inteligencias diversas.
El Co-Laboratorio es una señal concreta de ese camino. El documento #PúblicaParaLaRepública es su marco de sentido. Y el CUECh, con su Red de Innovación, demuestra que podemos hacerlo en red, sin caer en la lógica de islas institucionales que nos trajo hasta aquí.
La república no se sostiene sola. Se sostiene cultivando lo público, innovando para lo común y construyendo -paso a paso- las instituciones que permitan imaginar un país más justo, más inteligente y que tenga la capacidad de navegar en las incertidumbres que se vienen. El lunes será un buen lugar para empezar a decirlo, pero lo decisivo será construirlo... y esta vez no podemos darnos el lujo de fallar.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado