¿Qué importa la educación?

Cuando pequeño, en mi hogar se decía que lo más importante para los niños de la familia era “la educación”.  Lo decía mi padre desde su perspectiva de profesor normalista, mi madre desde su visión protectora de la familia y, por supuesto, mi abuela, desde su lucidez histórica. Hago esta declaración previa para fijar una posición respecto a los hechos que comentaré.

Hoy, mi abuela leía los artículos que la prensa publicó durante el fin de semana sobre el tema de la educación y de  la situación que está viviendo el país (encuestas de opinión, huelga de Codelco, llamado a protestas estudiantiles, regreso del senador Bianchi desde México, declaraciones de Lily Pérez,  reajuste del salario mínimo etc.).

Pensé que irremediablemente llegaría tarde a la oficina.

Imaginé, erróneamente, que discutiríamos sobre el “crédito con aval del Estado”; que me preguntaría si sabía cuánto significaban los US$ 4.000 millones del FE (parte del GANE), y, por otra parte, si  sabía cómo se entregarían estos dineros y en qué se usarían.

Pensé que conversaríamos sobre el lucro y del artículo del rector Peña o del rector Montes  (sacerdote Jesuita).

Estaba bastante preparado para estas preguntas.

De hecho, había buscado datos, algunos bastante “entretenidos” sobre el uso del crédito con aval del Estado y quienes lo utilizan, sobre vacantes en algunas carreras que son dictadas por la mayoría de las universidades “privadas no tradicionales” y sobre la necesidad de crédito por parte de los alumnos de más bajos ingresos. Mi abuela siempre me reprime por el uso de adjetivos como “entretenido” o “interesante”; según ella, pongo estos calificativos para referirme, en general, a temas más bien “atroces”.

¡Pero mi abuela es impredecible!

Querido nieto. ¿Cuándo crees que será el cambio de gabinete?

Fíjate –me dijo- que yo pienso que el presidente Piñera se quedó un día más en México para preparar el cambio de ministros y no, como dicen sus opositores, para ver un partido de fútbol sub 17. ¿Cómo se te ocurre que faltaría al acto de  “juramento de la bandera”, tan importante para nuestras fuerzas armadas, por ver un partido de fútbol en México, en que además no jugaba Chile?

No lo sé abuela. De hecho, no tengo claro si existirá un cambio de gabinete.

Pero querido nieto: ¿crees posible que no tengamos un cambio pronto?  Anoche  Lily Pérez dijo que sería bueno que éste se realice antes de la salida de la encuesta CEP. ¿Escuchaste a Moreira?, parece que hay un clamor enorme al interior de la Alianza, ¿viste a Manuel José Ossandón?

Abuela. En cualquier gobierno se hubiese producido un cambio de ministros hace ya semanas, por eso no estoy seguro si tendremos nuevo gabinete pronto.

Sonrió y me dijo: si no hace un cambio pronto, se encontrará con un problema grave. Me temo que no tendrá candidatos para ser ministro. ¿Quién podría querer ser ministro de educación? Y ella misma se respondió, ¡sólo Pablo!

Abuela. Me tienes confundido. ¿Piensas que estamos en una situación sin salida?

¡Por favor!, no seas alarmista.

El presidente tiene una posibilidad enorme de salir fortalecido de esta crisis.

Bastaría con que aborde el tema de la educación y lo enfrente con seriedad y rigurosidad. Si este punto se resuelve, su popularidad subirá enormemente.

El caso es que esto significa un “Gran Acuerdo por la Educación” (GAPE) y, antes de decir cuánto dinero se dispondrá para aportar a la solución, se debe definir cuál es el problema, cómo se resolverá y luego, calcular cuánto dinero se requiere. Si el Estado no está en condiciones de aportar los recursos que se requieren, entonces será necesario hacer una reforma tributaria y tendremos que pagar más impuestos.

Abuela, ¿piensas que el tema de la educación está por encima de cambiar el gabinete?

Bueno, me dijo. Yo creo que el presidente busca a los ministros con una metodología algo extraña. Es como si Borghi eligiese para la selección nacional a una serie de “grandes atletas” que no saben jugar al futbol. Todos ellos muy veloces, todos con gran estado físico, pero que no han jugado nunca “a la pelota”. Yo creo que los primeros minutos el equipo puede sobrevivir a fuerza de un desgaste físico formidable. Correr y correr detrás del balón. Luego vendrá el cansancio y la respectiva “goleada”. Bueno, salvo que piense que juega solo.

Descansó unos segundos y sentenció: querido nieto, cuando la selección pierde 2x0 frente a Brasil es un problema del entrenador; cuando pierde 14x0 frente a la selección sub 17 de la Confech, entonces estamos frente a un problema de “competencia nacional”. Es decir, que nos compete a todos. Entonces debemos pedir al entrenador que cambie su método de elección de jugadores y tal vez entre en razón y haga algo también en lo que se refiere a la estrategia de juego.

Para terminar sentenció: la educación es, en opinión de la mayoría de los chilenos, un bien muy valorado. Algo por lo cual todos estamos dispuestos a hacer los mayores esfuerzos. La mayoría de los chilenos la describen como: “lo que podemos dejar a nuestros hijos”.

Por eso, querido nieto, el lucro (prohibido por la actual legislación en el caso de las Universidades), es tan importante en la discusión y por eso ¡¡¡La educación importa!!!

Si  resolvemos esto estaremos alegres. Si no somos capaces de solucionarlo, entonces nuestros problemas se multiplicarán.

Aproveché que la conversación tenía una tregua, le di su beso respectivo y me fui algo más optimista a mi oficina.

Pensé que si mi abuela tenía una visión que le permite divisar una solución a nuestros problemas, entonces no es posible que tanto talentoso ejecutivo desempeñándose en los cargos de ministro de Estado no la tenga.

Ya vendrá algo interesante. No seamos impacientes. Recién vamos 4x0. Claro que aún no termina el primer tiempo.

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