Un gobierno sin memoria, cuando olvidar es imperdonable

Hace 46 años, cuando el reloj marcaba las 11.45 horas, el palacio de La Moneda comenzó a ser bombardeado mientras Salvador Allende estaba en su interior y cientos de personas transitaban por el centro de Santiago. Ese día no sólo murió un Presidente electo democráticamente, también murió la democracia. Y desde ese momento, la dictadura que se instaló en su lugar fue la responsable directa de la tortura, asesinato y desaparición de miles de chilenos y chilenas.

¿Es posible dar vuelta la página? Resulta difícil olvidar cuando la fuerza brutal y la felonía de los militares comandados por Augusto Pinochet puso fin, de manera tan terrible como sistemática, a la vida de sus propios compatriotas sólo por el hecho de pensar distinto.

Sin embargo, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, declaró que el 11 de septiembre es un día como cualquier otro y que así había que vivirlo. Cuesta entender que para el gobierno, que dice representar a los 18 millones de chilenos, este día no sea digno de recordar y conmemorar.

La declaración del Ministro es una un bofetada para la víctimas que fueron torturadas y que vivieron el exilio, pero también para los familiares de quienes murieron y desaparecieron a manos de los militares y civiles que respaldaron a Pinochet.

Aunque no me extraña que el ministro del Interior declare que la conmemoración del golpe militar del 73 es un día ordinario - porque estuvo en la vereda del frente de quienes defendieron la democracia y los DDHH - igualmente me sorprende su poca empatía con el dolor ajeno. 

El Presidente Sebastián Piñera no se ha cansado de repetir que condenó el golpe y la violación a los DD.HH. instaurada por Pinochet como una política de Estado que se extendió por años. Son cientos los testimonios acreditados de la barbarie, de la que no escaparon ni mujeres embarazadas, ni niños, ni pobladores ni campesinos. Negar la relevancia histórica del 11 de septiembre equivale a ignorar el episodio más oscuro de la historia de Chile.

¿De verdad Piñera representa a todos los chilenos? Es dificultoso creer esa declaración, en circunstancias en que prefiere omitir que un día como hoy La Moneda - símbolo de nuestra República y de nuestras convicciones democráticas - fue bombardeada por las Fuerzas Armadas y con ello se rompió la democracia y el terror se impuso como el poder dominante. ¡Qué poca empatía del gobierno con el dolor de Chile!

Nuestro país sufrió un golpe de Estado, no un pronunciamiento militar, porque se quebró la institucionalidad y la Constitución. El gobierno tiene la principal responsabilidad en aclarar estos conceptos y es el llamado a recordarlos, porque aunque es deber de todos hacerlo, principalmente es obligación de la autoridad cuidar la democracia y eso se logra reivindicando la historia.

Los países no avanzan negando u omitiendo los hechos, tampoco lo hacen normalizando la violencia política ni relativizando la realidad de acuerdo a la conveniencia de unos pocos. Las naciones se fortalecen y crecen cuando son capaces de hacerse cargo de la memoria histórica. Y en ese sentido este gobierno ha fallado.

Las nuevas generaciones merecen saber la verdad de lo que ocurrió para que nunca más se repitan estos hechos que enlutaron Chile. Ojalé el gobierno entienda que está llamado a representar a todos y a cuidar y difundir la Memoria Histórica. El país lo merece. Y la memoria de las víctimas lo exige.

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