Un pueblo sensato

Gonzalo Wielandt

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El pueblo de Chile demostró en las recientes elecciones su sensatez. Cuando se esperaba de algún modo una eventual debacle del Gobierno y una nueva arremetida del Partido Republicano, el pueblo ajustó todo a una justa medida, donde si bien la derecha avanza y logra contrapesos importantes, nadie tiene la elección presidencial asegurada y aquel que se desajuste se arriesga a hipotecar sus expectativas presidenciales.

En clave socialcristiana se podría decir que el pueblo de Chile hizo un aviso por el bien común, recordando a don Patricio Aylwin. Aviso en que se advierte la necesidad de seguir avanzando en cambios de justicia social como acordar un sistema de pensiones más solidario, pero sustentable y, a su vez, mejores condiciones para las empresas con el fin de mejorar la inversión y el empleo.

Esta elección arroja resultados que reflejan sabiduría popular y la necesidad de una nación con sana salud política, demostrando que las elecciones de la convención y del consejo respondieron a patologías políticas ajenas al pueblo. La primera gatillada por las fuerzas oscuras del globalismo antinacional y la segunda por las fuerzas irresponsables de una oligarquía antipopular.

El pueblo de Chile demostró su sensatez incluso ante la ausencia de un centro fuerte como lo fue la democracia cristiana en antiguas épocas, distribuyendo votación de centro en diversos partidos que tienen intersecciones con el centro, lo que es muy saludable y demanda por la necesidad de una institucionalidad centrista. Así también, demuestra en algún grado el castigo a la falta de ética social y de oportunismo político, aunque aún hace falta avanzar mucho en eso.

Para concluir, la sensatez del pueblo de Chile siempre se demuestra en momentos cruciales e inesperados de la historia patria, lo que nos enseña que el pueblo está en una altura moral muy por sobre a la mediocridad de gran parte de la elite política.