A los diversos apremios que tienen las pequeñas empresas chilenas, donde los de tipo financiero son los más delicados, ahora se les suma otra amenaza: Corrupción. Ciertamente, como todo sistema humano, una empresa independiente de su giro, tamaño, localización, patrimonio u otra particularidad, está expuesta a corromperse tal como lo han venido haciendo en Chile no solo diversas organizaciones privadas, sino lo que más duele, también entes estatales y dentro de ellos, varios que se supone deben velar por la probidad del país.
Frente a una ascendente marea de uso de información privilegiada, colusión, nepotismo, cohecho, malversación, negociación incompatible y otras tantas maneras de abuso del poder; emerge la legítima pregunta de cómo las pequeñas empresas pueden elevarse y no ser inundadas por el mal de la corrupción.
Considerando los demás problemas que abruman a la mayoría de las pequeñas empresas chilenas, donde muchas de ellas tienen dificultades para "llegar a fin de mes"; la respuesta debe ser tan sencilla que la simplicidad de la solución haga que ésta sea barata y a la vez efectiva. En efecto, ante la vorágine cotidiana, muchas empresas no están para agobiarse incrementando la complejidad que deben manejar y por lo tanto cualquier fórmula probada y de bajo precio será muy bienvenida.
Entonces, si lo que se requiere es una fórmula, resulta imprescindible develar la utilidad que implica tal concepto siendo dicho provecho el indicado en la misma definición dada por la Enciclopedia Significados: "Método o procedimiento práctico convencional que, a partir de determinados símbolos, reglas, pasos y/o valores, permite resolver problemas o ejecutar procesos de manera ordenada y sistemática, a fin de obtener un resultado específico y controlado". Y esto así definido es exactamente lo que requieren las pequeñas empresas chilenas cuya política de desarrollo se enmarca dentro de la probidad: Una fórmula como receta. Quieren saber dónde actuar para retardar la corrupción tal como Newton estableció que para acelerar un cuerpo se requiere una fuerza actuando sobre su masa y que mientras mayor sea la fuerza y menor la masa, mayor será dicha aceleración.
Pero Newton también estableció que lo que él sabía respecto al funcionamiento del mundo físico lo había logrado gracias a que "andaba en hombros de gigantes" y en tal sentido se puede seguir su metafórico consejo y consultar respecto de otras fórmulas deducidas por grandes investigadores que explican el funcionamiento del mundo de la corrupción, o mejor dicho, de ese sub-mundo. Así entonces las empresas pueden subirse a los hombros de Robert Klitgaard, un reconocido estadounidense especialista en políticas públicas y gestión privada con más de cuatro décadas en el estudio de la probidad y corrupción, quien además ha estado varias veces en Chile dictando conferencias en el idioma español, el cual domina a la perfección. Pues bien, Klitgaard tiene una fórmula, o más bien una receta para los chilenos, que él en 1988 la expresó así:
Corrupción = Monopolio + Discrecionalidad - Rendición de Cuentas
Si bien matemáticamente esta expresión tiene algunos defectos, es bastante didáctica por cuanto a simple vista según los signos de las variables se nota que la Corrupción crece conforme aumenta el Monopolio y la Discrecionalidad, disminuyendo conforme lo hace la Rendición de Cuentas.
El Monopolio se refiere al poder, indicando que mientras más concentrado esté, más favorece a la corrupción. La Discrecionalidad se refiere a la facultad para decidir según criterios propios y que por tanto mientras mayor sea, más propicia la corrupción.
La Rendición de Cuentas que Klitgaard en su lengua madre denominó originalmente como "accountability", no tiene una traducción satisfactoria desde el inglés hacia el español, debiendo descomponerse en tres variables secuenciales e integradas: transparencia, justificación y sanción. Es decir, la Rendición de Cuentas implica reportar aquello que se hace, argumentar porqué se hace y castigar por lo mal que se hace. Por lo tanto, si la Rendición de Cuentas crece en virtud al incremento de sus tres variables ya sea en conjunto o por separado, disminuirá la corrupción.
Aunque una vez comprendida la fórmula de Klitgaard ella puede catalogarse dentro de las obviedades de gestión de recursos humanos, indica nítidamente dónde actuar para controlar la corrupción. Por ejemplo: en la unidad de adquisiciones de una empresa chilena, aquella que estadísticamente muestra más propensión a las coimas, se puede reducir el monopolio haciendo que las grandes compras sean decididas por dos o más ejecutivos y no depositar todo el poder en uno solo. De igual forma en la unidad de ventas donde también las estadísticas muestran altas probabilidades de que los vendedores estimulen a clientes a través de prácticas carentes de probidad, se puede fortalecer por ejemplo un protocolo de invitaciones a actividades de ocio y una norma con cotas para expresiones de gratitud, reduciendo así la Discrecionalidad. En cuanto al incremento de la Rendición de Cuentas, este ocurre de manera sensible cuando las decisiones tomadas con sus resultados se informan proactivamente, se entregan argumentos convincentes que respaldan el actuar y se aplican las sanciones legales y/o sociales pertinentes en caso de cualquier daño provocado por el abuso de poder.
Esta fórmula también es útil en el ámbito público para reducir por ejemplo, el Monopolio del Fiscal Nacional, autoridad unipersonal con amplio poder que puede fragmentarse a través de un triunvirato. La Discrecionalidad puede reducirse por ejemplo con la regulación estandarizada de todo tipo de gastos reservados y la elaboración de algoritmos con rutinas pre-establecidas ante un amplio espectro de toma de decisiones. La Rendición de Cuentas de los funcionarios puede crecer por medio de bitácoras públicas del ejercicio de sus funciones y el expedito término del cargo en caso de mal comportamiento.
Lo formulado por Klitgaard puede seguir refinándose para la situación chilena identificando más variables explicativas de la corrupción, cuantificando los pesos o importancias relativas de cada una de ellas e incorporando las probabilidades de que se altere este mal según sea el ingrediente de la receta que se intervenga. Incluso se pueden generar más y mejores fórmulas para reducir o al menos frenar la corrupción que en Chile a diferencia de la dignidad, sí se ha hecho costumbre.
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