Durante el mes de noviembre se conmemora un aniversario más de la Antártica Chilena. Esto se debe a que el 6 de noviembre de 1940, el Presidente de la República, Pedro Aguirre Cerda, firmó el decreto 1.747, que por primera vez delimitaba los espacios chilenos en el continente blanco, denominándolos "Territorio Chileno Antártico".
La situación internacional de la época era compleja, pues las potencias se encontraban envueltas en la Segunda Guerra Mundial en el escenario europeo, pero el conflicto amenazaba con extenderse a más zonas del mundo, como finalmente ocurrió. En medio de estas vicisitudes, la acción de nuestro país fue de reclamación formal y correspondía a un movimiento geopolítico que ya habían realizado otros países con respecto a la Antártica, que era, hasta ese entonces, la última tierra conocida a la cual muchos trataron de calificar como res nulius, es decir, sin dueño, para dejar fuera de toda posibilidad a los países más cercanos que como Chile, tenían derechos jurídicos desde la Conquista.
La delimitación del Territorio Chileno Antártico permitió no solo establecer el triángulo ampliamente conocido por todos, sino que también incorporar las tierras y mares de su alrededor.
Desde entonces, la nación chilena se transformó en un actor más dentro del complejo esquema de decisiones sobre el continente, que incluyó la creación de una teoría geopolítica sobre la materia por parte del general Cañas Montalva, la instalación de bases de las Fuerzas Armadas (como la base Arturo Prat o la base Bernardo O'Higgins), o la visita presidencial de Gabriel González Videla a esas latitudes, por lo que era lógico que dentro de todas esas circunstancias Chile fuese parte de los 12 signatarios del Tratado Antártico de 1959, que lo integró en un sistema donde se consagró, entre otros, por las acciones de los embajadores nacionales, la protección del medio ambiente de la región polar austral por sobre la explotación de los recursos naturales que muchos veían con interés en esas tierras.
Por ello, como en cada noviembre, no debemos olvidar que el Estado cumple un papel fundamental en el Sistema del Tratado Antártico desde su fundación, porque las acciones de 1940 nos llevaron a ser partícipes de un escenario mundial donde los intereses eran variados y donde la República de Chile cumple un rol como fundador del mecanismo mismo, tanto en la protección de los ecosistemas antárticos como en las decisiones del futuro del continente.
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