La cancillería chilena ha anunciado el cierre de 5 embajadas de Europa y el Medio Oriente. El argumento es ahorro fiscal. Quiero señalar las razones por qué estimo que perjudica los intereses nacionales y constituye un error.
Chile pierde un gran espacio político internacional, que ha conquistado durante décadas. En 1945 el nuestro fue uno de los pocos países que participó en la fundación de las Naciones Unidas, y en 1946 participó en la decisión de poner término a los protectorados existentes en los países del Medio Oriente, Jordania, Líbano, Siria, luego de la segunda Guerra Mundial, pues estos países buscaban su independencia de Inglaterra y Francia.
Más tarde, en 1948, nuestro país también votó a favor de las resoluciones de las Naciones Unidas para proteger al pueblo palestino y fijar las nuevas fronteras. O sea, Chile ha estado presente muy activamente en esa zona.
Años más tarde, nuestro país envió fuerzas militares que fueron parte de la misión de paz de las Naciones Unidas en las alturas del Golán. Luego, en 1917 Chile acogió a varias familias sirias como refugiados y aliviar su sufrimiento.
En 2019, Chile reabrió su embajada en Siria, dando una señal de respaldo humanitario y de apoyo a un pueblo que sufre una guerra terrible. Ese gesto fue recibido con regocijo por el pueblo de ese país, pues estas decisiones son mucho más valoradas en momentos difíciles.
La decisión actual de cerrarla, a los pocos meses de reabierta, representa un gesto doblemente agresivo, que se traduciría en una pérdida de influencia política y de prestigio en la zona del Medio Oriente.
El ahorro fiscal de esta decisión es mínimo, mantener una oficina con un funcionario es más barato que cerrar y reabrir más tarde. No puede adoptarse una decisión de esta naturaleza sobre la base de criterios comerciales, cuánto exporto e importo. En cambio, el costo político seria enorme.
Además, es sabido que Chile posee una menguada presencia y relaciones en la zona del Asia menor y del Asia central, con mayoría de países musulmanes. Su ausencia afecta nuestros intereses nacionales. Esto se hace evidente cuando se necesita votos de aquellos países para elegir candidatos chilenos a la dirección de organismos internacionales.
Mi propia experiencia como senador, cuando se me pidió que hiciera gestiones en la zona para conseguir los votos y elegir a un presidente chileno al Parlamento Mundial, me permitió constatar esta ausencia de relaciones chilenas en la zona.
Por último, y no por ello un argumento menor, la presencia de una cantidad sustantiva de ciudadanos chilenos de origen palestino, sirio y libanés, que han significado un aporte económico, político, cultural de envergadura, no se puede desconocer. Esos chilenos sienten este gesto inamistoso hacia la región de donde provienen sus ancestros, justo en un momento de crisis y violencia en una región clave para la paz mundial.
Por todas estas razones, sugiero que no se adopte ahora la decisión de cerrar y se tome un plazo adicional para reflexionar las fórmulas alternativas.
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