Bien común, una lucha de sacrificio

El "bien común", según la Doctrina Social de la Iglesia Católica (DSI), es "el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y fácil de la propia perfección". En este sentido, el gobierno de Kast debería tener dos objetivos político-ideológicos contrarios a la línea ideológica del régimen liberal-globalista en sus expresiones de Bachelet, Piñera y Boric. Uno de ellos es la recuperación del Estado nacional a través del reconocimiento de la violencia legítima del Estado como garante de la seguridad interior. El otro es tanto la recuperación de la familia como núcleo vital de la sociedad, como la revalorización de la naturaleza humana, sometida a políticas de desarraigo, especialmente, por la ley de identidad de género junto a los crímenes de lesa humanidad de la hormonización de niños, matrimonio igualitario y adopción homoparental, entre otras medidas.

El régimen liberal globalista, cuya máxima manifestación fue el intento de desmantelamiento del Estado nacional vía una nueva Constitución como resultado de la insurrección, ha llevado a cabo persistentemente pasos para debilitar el Estado y la desaparición de la familia vía desarraigo de la naturaleza humana de la persona con el fin de imponer un régimen individualista. Todo esto implica la desatención total del bien común. En este sentido, el futuro gobierno debe enviar proyectos de ley que repongan el valor de la naturaleza humana, el respeto a la dignidad de las personas y el derecho de los niños a ser adoptados de acuerdo con la naturaleza social y no en base a caprichos ideológicos de adultos. Para esto, el Estado debe corregir lo que la naturaleza o un hecho negaron a niños que perdieron a sus progenitores.

La ausencia del bien común ha estado instalando pautas de comportamiento del más fuerte y los caprichos y deseos se han convertido en derechos y anhelo de ley. El revertir esta situación requiere una voluntad política férrea y mucha fe, de lo contrario, el país seguirá en el abismo del antojo ideológico de los que quieren pervertir, bajo el pretexto de una corrompida concepción de derechos humanos, una sociedad viciada sin patria ni comunidad, donde el bien común ni siquiera va a ser una idea.

Según la DSI, "el bien común se puede considerar como la dimensión social y comunitaria del bien moral". En el campo de la familia "la pareja constituye la expresión primera de la comunión de personas humanas". En este sentido, cuando nace un niño está llamado a la comunión con los demás. Por lo tanto, "todo modelo social que busque el bien del hombre no puede prescindir de la centralidad y de la responsabilidad social de la familia". De ahí que el proyecto individualista del liberal-globalismo sea una amenaza para la misma vida social-comunitaria.

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