Creo que la expulsión del sacerdocio de Precht, el pasado 15 de septiembre y de Karadima el viernes 29 del mismo mes, reflejan la claridad, convicción y firmeza que el Papa Francisco está ganando frente a la crisis sexual de los consagrados.
Sin embargo, estas medidas para mi gusto, y basándome desde mi posición profesional, caen dentro de aquellas que el mismo Papa, en su carta a los católicos de Chile, denominó “imprescindibles pero insuficientes”. Sin quitar mérito a las contundentes medidas adoptadas, la ciencia de la Psicológica Positiva demuestra que todas ellas no apuntan a las causas basales de los abusos sexuales en la Iglesia.
Es necesario que la Iglesia se pregunte ¿por qué pastores otrora referentes valorados y admirados, se transforman en depredadores sexuales? ¿Qué explicaciones existen para tal metamorfosis, especialmente en personas que reciben una de las formaciones éticas y morales más sólidas y prolongadas durante su formación en los seminarios?
El Papa Francisco (ver su carta del 31 mayo 2018 a los católicos chilenos) planteó que, para no quedarse en “estrategias meramente de contención” frente a esta crisis, era necesario “llegar a las raíces” de los abusos sexuales.
No obstante, pareciera ser que la institución eclesiástica aún no identifica las raíces o, simplemente, no quieren aceptar que el Celibato y la Castidad son dos conceptos, no dogmáticos, por cierto, pero que desde la ciencia no son más que un factor que impide el normal desarrollo de la sexualidad, lo que ha derivado en formar individuos completamente inmaduros en su desarrollo sexo-afectivo.
Desde mi experiencia como profesional, la ciencia psicológica muestra que la represión prolongada y extrema de cualquier necesidad básica (hambre, sed, sueño, respiración, sexo, etc.) altera gravemente el funcionamiento de las personas.
Asimismo, el argumento eclesiástico de la existencia de la sublimación no cuenta con respaldo empírico en la psicología moderna. En consecuencia, y basando mi opinión en estudios fehacientes de la ciencia, en la Iglesia Católica, la sexualidad reprimida e insatisfecha es causa de inmadurez psicosexual que termina transformando, como hemos venido observando, hasta los mejores pastores en lobos y a miles de sus ovejas en víctimas.
La lucha que los consagrados deben librar con la abstinencia sexual de por vida, que el supuesto falaz del celibato y castidad exige, los aleja sin duda de su formación de perfeccionamiento humano y espiritual, y en cambio los condena, la mayor parte de las veces, en generar conductas descarriladas de su propia sexualidad.
La crisis sexual de la Iglesia se mantendrá mientras no cambie los supuestos falaces que fundamentan prácticas como la abstinencia sexual de por vida, que termina alterando gravemente el normal desarrollo emocional y afectivo de los consagrados.
La Iglesia requiere con urgencia incorporar una visión positiva de la sexualidad humana basada en el mejor estado actual del conocimiento psicológico.
La versión completa del estudio y la carta abierta que se le entregó al Papa Francisco para tener conocimiento sobre esta investigación, se pueden leer en http://www.psicologiapositiva.cl/index.php/publicaciones/cartapapa
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