La alta burguesía capitalista global

El fin es el total dominio mundial. La alta burguesía global, con el afán de cumplir su fin, ha desarrollado un proceso de formación de elites globalistas que emanan de gobiernos, partidos políticos, organismos internacionales y transnacionales, entre otros. Las elites globalistas tienen como objeto ejecutar una agenda político-ideológica de la alta burguesía para que se allane el camino al control total del mundo.

Esta agenda tiene cuatro soportes ideológicos: La ideología de género, la ideología de la sobrepoblación, la ideología del cambio climático y la ideología del trasplante masivo de población, disfrazando aquello de migración. De este modo, el cumplimiento de esta agenda trae consigo la propagación del individualismo, la destrucción de la familia y el desmantelamiento de los Estados nacionales, para lo que es preciso destruir la religión, en particular, el catolicismo en todos los campos simbólicos, promover hogares que son falsas familias a través del mal llamado matrimonio igualitario, proponer el abuso de menores a través de su perversa "hormonización", promover el indigenismo y sus falsas luchas para destruir las naciones y así desintegrar social y territorialmente los países.

Para la promoción y ejecución de todo este repertorio ideológico ha sido necesario reclutar a partidos y movimientos de izquierda, cuya debacle ideológica de la lucha de clases los ha llevado a la teoría del "subalternismo" que sostiene que la verdad y la bondad están en el oprimido, en el marginal, en la minoría. Sin embargo, no sólo la izquierda ya denominada "woke" o "indefinida" ejecuta el programa liberal globalista, también otros sectores políticos, sociales y empresariales, teóricamente, de corte liberal-conservador. Es decir, la alta burguesía capitalista ha logrado reclutar una gran transversalidad de actores a través de las elites globalistas.

Lo peor de todo es que la alta burguesía capitalista a través de sus elites globalistas desea cumplir su fin a costa de todo. No sólo a costa del desmantelamiento de los Estados nacionales, no sólo a costa del vaciamiento espiritual de las personas y de la destrucción de las familias y comunidades, si no que sobre todo a costa incluso del genocidio de pueblos enteros como el palestino y si es necesario el devastamiento nuclear. En este sentido, provocar a Rusia todo lo que sea necesario para hacer de la tercera guerra mundial una realidad inevitable y el comienzo de un nuevo mundo que, a partir de la destrucción total, sea gobernado por un nuevo rey mundial, el rey de la mentira. En todo caso, finalmente de igual modo serán derrotados.

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