El profesor de Oxford y eminente filósofo J.L. Austin sostenía que una agudizada conciencia acerca del significado de las palabras nos otorga una agudizada conciencia de los fenómenos para los cuales usamos esas palabras. Nada más pertinente que tomar en cuenta ese consejo filosófico cuando nos tratan de explicar y, no sin cierto olor a proselitismo científico, que el ejercicio físico es una real píldora o que se trata de una medicina. Lo primero que se debe sopesar al menos para nuestra realidad nacional, es que ni la medicina ni sus cultores, médicos, han considerado seriamente una aproximación no farmacológica como el ejercicio físico dentro de su batería de herramientas terapéuticas.
Recordemos que no fue sino hasta anteayer que se indicaba clínicamente dar "dos vueltas a la manzana" o "sacar de paseo a su mascota" a pacientes después de un infarto al miocardio o un recambio valvular. Considerar ahora al ejercicio físico, una herramienta dentro del arsenal terapéutico de la medicina no sólo es un error conceptual, es derechamente una engañifa.
La primera razón que explica lo anterior es de orden práctico. Y es que la ciencia médica de alcance clínico actual se encuentra fuertemente centrada en dos herramientas de terapia; la farmacología clínica y la cirugía, es decir, distintas a la prescripción de ejercicio físico.
La segunda razón es de orden científico puro; el ejercicio físico posee un efecto pleiotrópico sobre una multiplicidad de vías de señalización cuyas modificaciones impactan de forma directa en la alostósis celular, cuestión que, como consecuencia, logra modular de forma causal directa la fisiología orgánica. Dicho en fácil, no existe otro agente estresor (ni menos una píldora) de mayores efectos orgánicos que el ejercicio físico. El core de esta verdadera cacofonía de vías de señalización que se gatillan frente a dosis de ejercicio físico, incluso cuando éste ha cesado, es que su comprensión, (aun parcial), requiere no de disquisiciones de orden gremial, sino de una discusión de ciencia y de aquella que incluye biología molecular, neurociencias, epigenética, fisiología, biomecánica, biofísica, entre otras disciplinas.
¿El ejercicio físico puede ser considerado una medicina? Si damos una respuesta afirmativa, otorgamos a los médicos la prescripción clínica de esta "real poli-pastilla" y lo anterior, no encuentra sintonía alguna con el manejo clínico que actualmente entienden los galenos para el uso del ejercicio físico. Por ello, hoy como nunca, sí importa poseer una conciencia agudizada de las palabras para poseer una conciencia agudizada del fenómeno que nos convoca: no es científicamente correcto colocar en una misma expresión "fármaco", "medicina" y "ejercicio físico".
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