En una nueva conmeración del Día Mundial del SIDA, es imperativo reflexionar que pese a la creciente variedad de herramientas y métodos efectivos para la prevención de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), incluida la infección por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), ambas condiciones siguen siendo un importante problema de salud pública.
Los datos son elocuentes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada día más de 1 millón de personas en el mundo contraen una infección de transmisión sexual.
Anualmente ocurren más de 500 millones de nuevas ITS curables como clamidias, gonorrea, sífilis y tricomoniasis.
En relación a VIH, los datos no dejan de ser preocupantes. A nivel mundial, según informaciones proporcionadas por ONUSIDA, para el 2017 se determinó que 36,9 millones de personas viven con el virus, y anualmente se esperan 1,8 millones de nuevas infecciones y 940.000 muertes por la enfermedad.
La principal causa de las ITS/VIH es el sexo inseguro. Estas conductas sexuales inseguras o de riesgo contribuyen a la transmisión de infecciones con consecuencias complejas y en algunos casos permanentes.
Particularmente en la mujer, pueden producir complicaciones y secuelas como enfermedad inflamatoria pélvica, infertilidad, embarazo ectópico, cáncer asociado a la infección por el virus del papiloma humano (VPH) y mortalidad asociado a VIH/SIDA.
Ante estas cifras, queda claro que la prevención ha sido insuficiente, más aún cuando la tendencia mundial se inclina hacia un aumento de las ITS/VIH.
Chile no es ajeno a esta realidad. Según los últimos resultados reportados por el Instituto de Salud Pública, confirman el aumento de un 45% entre 2010-2015 de los casos positivos confirmados para VIH en mayores de 13 años.
Las campañas comunicacionales han tenido poco impacto y aunque el uso de preservativos en adolescentes es mayor que en la población general, según los últimos datos reportados en la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, los resultados siguen siendo bajos ya que sólo 1 de cada 5 jóvenes usan preservativo (22,1%).
Las intervenciones y métodos efectivos de prevención en ITS/VIH buscan el cambio de conductas de alto a bajo riesgo, y están enfocadas a fomentar la abstinencia sexual como ausencia total de exposición al riesgo principalmente en adolescentes, a reducir el número de parejas sexuales, ya aumentar el uso de preservativos masculinos y femeninos.
A ello se suma el uso de terapia antiretroviral como profilaxis previa a la exposición (PrEP), la circuncisión masculina voluntaria, y el tratamiento de las personas que viven con el VIH para reducir la carga vírica y evitar la transmisión.
Las razones que explican los resultados insuficientes en materia de prevención van desde la ausencia de educación sexual en colegios, barreras de acceso al sistema de salud, falta de programas políticos y sistematización de las campañas o intervenciones preventivas.
En este contexto, es relevante evaluar el uso de intervenciones diferentes a las tradicionales, enfocadas en las necesidades de una población, como la adolescente, que no accede a las organizaciones de salud con frecuencia y que utiliza las nuevas tecnologías de la información como fuente para mantenerse informado.
En tal sentido se requiere la adopción de medidas urgentes e innovadoras para lograr un cambio efectivo en el comportamiento y las conductas sexuales.
Las intervenciones digitales, basadas en dispositivos móviles, podrían colaborar en dicho propósito siendo una importante herramienta en salud pública, y así en algunos años poder revertir estos alarmantes índices.
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