En 2010, al iniciar el ex Presidente Piñera su primer mandato, el Tribunal Constitucional puso en tela de juicio el sistema previsional de salud en su componente privado, las Isapre, por considerarlo fuera de los márgenes razonables establecidos por los principios universales de la seguridad social. En particular, el TC puso en tela de juicio la tarificación por riesgos, que forma parte del modus operandi del componente privado del sistema previsional de la salud. Es el corazón del negocio.
No hace referencia explícita el ex Ministro Mañalich en su columna de La Tercera a lo que resultó del llamado de atención del TC, si bien lo insinúa, en medio del listado de iniciativas que Piñera impulsó.
Entonces viene a mi mente esto de la "historia fidedigna", concepto que suele estar asociado a los registros que van quedando, los vestigios, relativos a cómo las leyes se van tejiendo en la práctica, para su promulgación final. Ahora bien, de fidedigno yo qué sé. Lo que viene no será más que el relato antojadizo que de los acontecimientos hace este testigo que escribe de ellos como si fueran ciertos.
El Presidente Piñera creó una comisión de 12 miembros para estudiar el problema del financiamiento del sector de la salud y poder dar respuesta al TC. La comisión se amplió a 13 miembros y ahí fue que ingresé yo, porque les faltaba un comodín PPD y yo servía por esos entonces. Por cierto, sin el visto bueno de Girardi. Acepté con agrado por la irresistible vanidad de ser considerado experto en esta materia, no obstante, a última hora. Hay un informe final en Internet.
Piñera nos convocó a la Moneda y nos definió el propósito de la Comisión, sus plazos, su organización y su forma de trabajo. Se trabajaría en La Moneda, con reuniones semanales, apoyo logístico, presencia de la SEGPRES y la DIPRES y la presidencia de don Juan Pablo Illanes, ilustre galeno -ginecólogo- que fuera durante muchos años editor de El Mercurio. Le conocí antes de que lo fuera, cuando estaba todavía a cargo del APEDIS el año 1985. APEDIS era el primer diploma en Chile orientado a la formación de ejecutivos en administración de servicios de salud, dictado por la Escuela de Administración de la Universidad Católica. Una gran experiencia académica para el suscrito, que venía de las postas rurales de Melipilla y para otros más cuya lista tengo en mi poder en un print de la época.
En esa primera reunión, el presidente nos señaló que el trabajo sería ad-honorem y que viajaríamos invitados por él a Tantauco al terminar el trabajo, lugar paradisíaco donde nos podríamos encontrar a boca de jarro con la boyante naturaleza del sur de la isla de Chiloé, incluidas las ballenas azules y el canto de los pájaros que mencionó uno por uno en su minuciosa descripción.
El trabajo fue conducido por Illanes con destreza y en el fragor del mismo recibimos variadas visitas en la Comisión, quienes nos entregaron sus miradas y perspectivas en la materia. Recuerdo especialmente la presencia en calidad de invitada de la Dra. María Begoña Yarza, cuya presencia Illanes promovió como si fuera un mandato. Yarza, si recordamos, fue años después la primera Ministra de Salud del Presidente Boric.
El resultado final del trabajo encalló en dos propuestas: una de mayoría y otra de minoría. La de mayoría promovía en lo sustantivo la transformación de las Isapre en agentes de la seguridad social, para lo cual habrían de incorporarse a un sistema que operaría con fondo de compensación de riesgo, tarifa plana y sin pre-existencias. La propuesta, sin embargo, hacía ver que por razones técnicas era necesario arrastrar también a FONASA en la reconfiguración del sistema, lo que la hacía de implementación sumamente compleja. La de minoría era seguir más o menos tal cual, argumentando las razones de aquello para resolver de algún modo el planteamiento del TC, que fue releído infinidad de veces. La propuesta de minoría fue encabezada por el propio Illanes, un entusiasta feligrés del mercado y desconfiado del Estado, y se adscribieron a la misma los dos representantes de las Isapre, el Director Médico de Clínica Alemana, que fue convencido de adscribirse a la minoría a última hora y el analista de Libertad y Desarrollo que estampó su firma a pesar de haber concurrido a muy pocas reuniones de trabajo.
El grupo de mayoría éramos los consabidos de la Concertación, Sánchez, Inostroza, Oyarzo, Ferreiro y el que suscribe, más un par de agentes de vital importancia en el logro de consensos: Tagle, actual mandamás del Servel y Valdés, otrora ejecutivo de Cruz Blanca, amigo de confianza del presidente y adelantado para la época. Valdés conectó bien con nuestras ideas e impulsó la creación del seguro colectivo que contienen los planes de las Isapre desde hace muchos años, el famoso CAEC. Y el octavo era Rodríguez, por esos entonces a cargo del Colegio Médico.
Más tarde Mañalich convocó a un grupo pequeño a diseñar una solución que apuntara exclusivamente a las Isapre y tal cosa dio origen a la propuesta de implementación de un Plan Garantizado de Salud, remitida a la Comisión de Salud del Senado, con tarifa plana que, según entiendo, después se vino escalonando. Este proyecto que nadie apuraba echó a dormir en los anaqueles de la Comisión Salud y no sé bien si reír o llorar por aquello.
Vuelvo con Tantauco, para cerrar. La primera reunión de entrega del informe me resultó muy impresionante. Sentí pavor cuando vi que el presidente tenía el documento leído y destacado completamente con amarillo y pegotes de plástico de colores varios en páginas seleccionadas. El interrogatorio del presidente fue intenso, desnudando nuestros prejuicios y con mucha fortuna fuimos capaces de responder a todo lo que nos preguntó. Después se puso de pie, nos dio las gracias y se retiró. La segunda reunión fue para cerrar y nos dimos cuenta de que el tema se hacía pesado para entrarle del modo propuesto por nosotros. Se abrió entonces la idea del grupo pequeño con foco en las Isapre exclusivamente. Pero quedó pendiente el tema del Subsidio de Incapacidad Laboral que la Comisión abordó y se nos convocó a una tercera reunión para poner el tema en manos de la Ministra del Trabajo, doña Evelyn Matthei, a quien habíamos tenido el gusto de conocer cuando concurríamos al Parlamento a discutir todos los años nuestro presupuesto. En ambas reuniones, la segunda y la tercera, le comenté al presidente que me tenía con las maletas hechas para ir a Tantauco. De veras yo quería ir a conocer esos parajes. Las ballenas azules y eso. Las dos veces endosó a su Ministro de Salud el asunto, pero jamás hubo noticias.
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