Este 27 de septiembre es el Día Nacional del Donante de Órganos, aunque sigue siendo un tema desconocido por gran parte de la población. Esto sólo ha ayudado a aumentar las cifras de personas que mueren cada año en Chile esperando por un trasplante. Sin ir más lejos, el año 2018 sólo 119 familias accedieron a donar los órganos de sus seres queridos, siendo la cifra más baja en cinco años, de acuerdo al ministerio de Salud.
Para ser donante se requiere del fallecimiento de una persona por criterio neurológico (muerte cerebral), que corresponde sólo al 2% del total de la población que fallece en Chile, según el mismo organismo.
Sin embargo, llegar a requerir un órgano es la situación más probable de enfrentar, ya sea por patologías autoinmunes, cuadros complejos agudos o la aparición de alguna enfermedad como consecuencia del abuso de medicamentos. Este último punto resulta clave en nuestro rol como asesor de salud de fácil y rápido acceso.
La automedicación y el abuso de éstos se presenta como una preocupación sanitaria de prioridad nacional. De acuerdo al Centro de Intoxicación Toxicológica de la UC, estas acciones representan el 58% de las intoxicaciones en el país. Por tanto, es de vital importancia que los ciudadanos comprendan que no da lo mismo tomar un analgésico o antinflamatorio sin la orientación de un facultativo de la salud.
En este sentido, debemos tener especial cuidado con los riñones e hígado, los órganos encargados de filtrar nuestra sangre y metabolizar los medicamentos. El ibuprofeno y paracetamol, junto con la aspirina, son de los fármacos más consumidos en Chile y de fácil acceso para los pacientes, pero se configuran como un potencial veneno para estos órganos si se abusa de su consumo.
Más de 13 millones de unidades de paracetamol fueron vendidas en 2016 de acuerdo al Instituto de Salud Pública generando una alerta frente a su uso excesivo.
Por esta razón, y cuando el debate sigue abierto, es fundamental concientizar a la población en dos puntos. La importancia sobre la donación de órganos y el respeto de la voluntad de aquellos que se enfrentan a la posibilidad de ser donantes y, por otro lado, un consumo racional de este tipo de fármacos.
Si es posible evitar pasar por una situación extrema, donde la vida está en juego y depende de la voluntad de otros, debemos hacer todos los esfuerzos que sean necesarios.
El daño del abuso de estos fármacos es paulatino y su toxicidad, acumulativa, llegando a resultar fatal si se enfrenta a la espera de un órgano que, en Chile, pareciera nunca acabar.
Como señala el dicho popular, no podemos matar moscas con cañonazos.
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