La hipertensión es una de las patologías con mayor prevalencia en el país. De acuerdo a la última Encuesta Nacional de Salud (2017), casi el 30% de nuestra población podría sufrirla, aún cuando no se esté diagnosticado.
Siendo una enfermedad más bien silenciosa, se debe tener especial cuidado cuando estos pacientes enfrentan una gripe; si ya siguen tratamiento, puede que la interacción entre los fármacos hipertensivos y antigripales generen efectos adversos peligrosos. Si aún no lo están, estos fármacos podrían aumentar o agudizar los síntomas, siendo igualmente nocivos para la salud.
El Instituto de Salud Pública (ISP) en 2016 advertía que los antiinflamatorios no esteroidales (AINEs) como el Ibuprofeno, Diclofenaco, Ketorolaco y el Ácido Mefenámico son algunos de los principios activos más comprados en nuestro país, alcanzando casi las tres millones de unidades vendidas.
Este tipo de fármacos en altas dosis o tratamientos prolongados podrían provocar edemas en las piernas (riesgo vascular de tipo aterotrombótico), descompensar insuficiencias cardiacas y poner de manifiesto o agravar crisis hipertensivas, de acuerdo a la Clínica Mayo.
Asimismo, los descongestionantes, que pueden encontrarse en un sinnúmero de medicamentos para tratar los síntomas de la gripe, pueden generar importantes problemas en personas hipertensas. Este tipo de fármacos alivian la congestión nasal estrechando los vasos sanguíneos y reduciendo la inflamación en los tejidos de la nariz. No obstante, esta constricción puede afectar otro tipo de vasos, aumentando la presión arterial, de acuerdo a especialistas.
También debemos tener especial cuidado con los antihistamínicos, usados clásicamente para síntomas alérgicos o congestión nasal, por su efecto anticolinérgico, que produce aumento en la presión arterial, palpitaciones y hasta taquicardia.
Por esto, siempre la mejor receta será llevar un control periódico con el médico especialista, aún cuando se enfrenten patologías más sencillas como una gripe, ya que los medicamentos para tratar sus síntomas pueden generar más de alguna complicación en pacientes crónicos como los hipertensos.
Cuando de fármacos se trata, no siempre el “remedio” es mejor que la enfermedad.
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