Fuerza con experiencia, amor y tiempo

Han sido publicados los primeros datos oficiales del Censo 2024, los que ratifican lo que sabemos: han disminuido los menores de 14 años a 17,7 %, y los mayores de 65 años hemos aumentado a 14 %. Esta noticia va acompañada de todo tipo de presagios lúgubres sobre el peso económico que ello va a implicar al país afectando la disminución de su crecimiento, la necesidad de desarrollar políticas públicas para más cuidadores de personas no-valentes, servicios de salud especializados en geriatría, etc.

Si bien ello es cierto en parte, poco esfuerzo se hace en ver el otro lado de esta historia. Hace tiempo que muchos ancianos son tan autovalentes, que son los que están cuidando los campos, caletas y pequeños pueblos en zonas donde a los jóvenes no les interesa vivir ni trabajar. A la vez, otro importante grupo bajo los 80 años, está trabajando activamente en cargos docentes, directivos o de asesoramiento con importantes responsabilidades sobre sus hombros. Es cosa de ver los equipos de gobierno, las autoridades universitarias, los directores de empresas públicas y privadas. A ellos, se suman los que se han convertido en emprendedores, y que han instalado sus pequeñas industrias produciendo productos artesanales, entre otros.

Pero por sobre ello, y pensando en lo más importante en una sociedad, los niños, niñas y los jóvenes, ¿quiénes son los que están permanentemente cuidándolos, acompañándolos, educándolos -y en especial- siempre dispuestos a quererlos, regalonearlos y consentirlos debido a lo "ocupados" que están sus progenitores produciendo para el país? Es la población sobre los 65 años que, por lo general, son felices de ser abuelos y ocuparse de sus nietos transmitiendo además valores, tradiciones y ritos familiares.

No se trata tampoco de ensalzar y sobrevalorar su aporte; es cierto que se enferman más, que están a veces muy solos y se ponen depresivos, que disminuyen sus capacidades físicas y a veces mentales; pero cuando tienen una razón de ser apoyando a su familia y ocupando su tiempo en las jóvenes generaciones, mucho de ello disminuye o desaparece.

Se trata entonces de apoyar a la 3ª y 4ª edad; no mirarlos como lo obsoleto, darles lugar en la sociedad y sobre todo, en sus propias familias que los requieren mucho. Son ellos los que tienen tiempo, experiencia, sabiduría y mucho amor, que es lo que a gritos necesitan los niños y niñas de hoy que están muy solos y que cada vez más -cuando crecen- no desean asumir las necesidades sociales, crear relaciones afectivas estables, tener hijos, darles tiempo. En definitiva, asumir la vocación humana que toda persona debe cumplir para trascender en lo personal y social.

Por tanto, aprovechemos en buen sentido a ese 14 % de la población que puede aportar mucho en transmitir lo que se necesita en este mundo actual: Valores, sentidos de vida, amor, y no los veamos como una "carga", porque si bien lo son en parte, es en gran medida porque no se les da un lugar digno en la sociedad y ellos tienen mucho que aportar para el deseado mejor desarrollo humano que tanto requerimos.

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