Inmigrantes, una mirada humana

En tiempos de campaña se busca sintonizar con los temas de interés ciudadano, siendo uno de ellos la inseguridad ciudadana. En efecto, esta realidad nacional es coincidente con la preocupación mundial acerca de los flujos migratorios y sus efectos no deseados en distintos aspectos sociales tales como el empleo, derechos colectivos, seguridad pública, en definitiva, el bienestar de los connacionales presentados en colisión con la llegada del forastero.

Hemos sido testigos como en Europa los sectores nacionalistas obtienen más votación; por otra parte, en Estados Unidos el discurso abiertamente discriminatorio en contra de los inmigrantes habría sido relevante en el triunfo de Trump. Pareciera “rentable” levantar discursos simplificados acerca de los inmigrantes y sus consecuencias en la sociedad.

Al respecto, el senador Guillier ha propuesto agilizar la expulsión de inmigrantes condenados, con ello intentaría representar los temores y reclamos de connacionales que habitan principalmenteen las regiones del norte, en donde se registra una mayor presencia de personas inmigrantes, muchas de ellas ilegales.

Por otra parte, el ex Presidente Piñera, posible candidato presidencial,estaría apostando por relevar el asunto desde la inseguridad ciudadana, sobre todo apelando a que la actual ley de extranjería del país data de 1975. Evidentemente la legislación vigente está obsoleta para abordar los desafíos actuales, tanto desde la mirada de los derechos del inmigrante como del aumento en el número de ellos.

Las ideas vertidas en los medios de comunicación, en un contexto de campaña presidencial, podrían estigmatizar (aún más) a la población inmigrante, aumentando la desconfianza hacia ellos y amplificando la tensión entre la población nacional y la inmigrante en algunos lugares o regiones del país.

La política migratoria del país debiera abordarse con la prudencia y la justicia debida, pensando primeramente en la dignidad de las personas, y no a través de propuestas irreflexivas, simples o derechamente populistas, apuntadas en el corto plazo al voto y en el largo a crear un conflicto social mayor al alero de chovinismos, nacionalismo y/o exclusión.

Ciertamente, no contar con una ley actualizada en la materia es en gran medida una de las causas del aumento de la xenofobia.No obstante, promover la existencia de una adecuación de la norma no puede olvidar que nuestro país ha sido privilegiado con el aporte de distintas personas, provenientes de diversas latitudes, las que han enriquecido culturalmente a nuestro país.

El inmigrante primeramente es persona, y en su gran mayoría viene en búsqueda de nuevas oportunidades, es rico en talentos y capacidades como toda persona humana. Si nuestros candidatos olvidan aquello tal vez ganarán elecciones, sin embargo, ello será a costa de paz social.

En definitiva, la invitación es a nunca olvidar que estamos hablando de personas, que tienen familias, que tienen anhelos, que en su gran mayoría nos significan un aporte profesional y cultural, por tanto, las cuñas para los medios debieran ser a escala humana, y no arrojadas a la galería para el aplauso fácil. Una política migratoria que garantice los derechos humanos del inmigrante y además regule el interés soberano de garantizar la paz social en el país, es un tema que no permite un discurso fácil.

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