La importancia del trabajo territorial y comunitario
En un mundo cada vez más digitalizado, hemos descuidado la colaboración y la articulación en el ámbito local, una tradición organizativa que ha sido fundamental a lo largo de la historia de Chile.
La territorialidad, la colaboración entre comunidades, la asistencia directa en terreno y el diálogo cara a cara son algunas de las estrategias más efectivas al momento de diagnosticar y evidenciar las necesidades reales de las personas y así contribuir a la generación de soluciones y apoyos.
Si hacemos un poco de historia, podemos reconocer que durante la dictadura militar en nuestro país (1973-1990), las ollas comunes se convirtieron en un símbolo de la lucha contra el hambre que afectaba a las personas con escasos recursos y resultaba ser una instancia de encuentro y reflexión; el movimiento estudiantil de 2011 utilizó las calles como escenario para exigir el acceso a una educación de calidad, una demanda que había sido anhelada durante mucho tiempo en la sociedad chilena y que no había logrado ser visibilizada.
Particularmente Aprofa, al ser consciente de la dificultad de llegar a todas las personas que requieren acompañamiento, ha trabajado en llegar a los territorios a través de los y las protagonistas de ellas, mediante las formaciones y la entrega de herramientas en el ámbito de la salud sexual y reproductiva, para así brindar información y herramientas a la comunidad.
Esto permite un intercambio de conocimientos y experiencias dentro de los mismos territorios, con un lenguaje común, y desde una vivencia similar, reconociendo que son quienes mejor comprenden sus contextos y necesidades, fortaleciendo así la autogestión y promoviendo una mayor participación cívica y social en la búsqueda de soluciones a los desafíos locales.
En ese sentido, las mujeres han sido protagonistas de estos entramados sociales que han permitido avanzar en la divulgación de información médica, en el acceso a servicios de salud y en la demanda de ellos cuando no es posible llegar con facilidad. Temas sensibles como la anticoncepción, la gestión menstrual y la sexualidad han estado históricamente en estos espacios, a veces con más resguardo, con pudor, pero con la certeza que siempre existirá una posibilidad para las personas que requieran orientación o apoyo.
Por lo tanto, reencontrarnos y mirarnos a los ojos nos permite ir más allá de las cifras y comprender las situaciones que las personas realmente experimentan a diario. Asimismo, nos brinda la oportunidad de ofrecer ayuda integral desde una perspectiva de autogestión, en lugar de entregar caridad.
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