La ley de la vergüenza: una condena a los 75 años

Varios medios de comunicación han cubierto la noticia sobre la ley 21.724 de Reajuste del Sector Público que, específicamente en su artículo 90, condena a los funcionarios públicos mayores de 75 años a dejar su trabajo desde enero de 2027. Somos muchas las voces que hemos levantado la alerta sobre esta legislación edadista y anacrónica que, claramente, no conversa con los resultados del último Censo que nos transparenta como una sociedad en rápido envejecimiento.

Con 20% de población mayor, Chile, o mejor dicho nuestros legisladores, han optado por una ley clasista, que los salva a ellos mismos y unos pocos más. Un senador, diputado o alcalde de 75 años o más podrá elaborar políticas públicas o decidir aprobar un proyecto para sus vecinos, pero no se permitirá que José Maza, reconocido astrónomo y divulgador científico, haga clases en una universidad pública. Sumamos, entonces, una nueva injusticia al país.

La discriminación por edad no es algo nuevo (62% señala haberla vivido o presenciado), pero hoy es el Estado el que le pone el timbre, llevándola a un nivel de normalización bajo la excusa de la mejora de la gestión pública, un argumento edadista y sin fundamento. Por el contrario, un estudio de Deloitte (2020) indica que el 70% de los equipos intergeneracionales reportan una mayor capacidad de innovación y mejor resolución de problemas, y aun así insistimos en enceguecernos con estereotipos y prejuicios.

El artículo 90 dejará artistas, académicos y científicos, entre otros, sin un ingreso salarial importante, que pegará aún más fuerte en administrativos pero, lo más relevante, es que "cortamos alas" y los dejamos "bailando con la fea". A las personas mayores, bandera política de todos los sectores, se les quita el derecho constitucional de la igualdad ante la ley, excluyéndolos de aportar al desarrollo del país.

Al leer estas líneas, estoy seguro de que deben tener una imagen en la cabeza con un rostro conocido. Un familiar o cercano se les vino a la mente, porque todos conocemos un mayor de 75 años y es probable que sea un miembro activo dentro de sus familias y comunidades. Quizás no se verá afectado por esta ley, pero la normativa sentará un precedente que será difícil de extirpar si no ponemos atajo ahora. En un futuro, los afectados seremos nosotros o nuestros hijos, paradójico cuando en el 2050 seremos más del 30% de la población. ¿Este es el país que queremos construir?

160 Líderes Mayores ya alzaron su voz con una carta abierta al Presidente de la República, solicitando la modificación del articulado. Todos ellos, reconocidos y activos mayores de 75 años, golpearon la mesa por su generación y por quienes buscamos un Chile más justo e inclusivo. Y por todos aquellos que esperamos tener una vejez activa, participativa y libre.

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