Es una pregunta que nos hacemos cuando a lo largo de los últimos años hemos pasado del jaguar de América Latina al país que va en decadencia y con la mayor crisis económica y de seguridad. Hemos estado pasando de gobiernos de centroizquierda y centroderecha de manera sucesiva, de tal manera que no podemos construir un destino país real y sólido. Pasamos de una propuesta constitucional de extrema izquierda a una de extrema derecha, sin términos medios, ambas rechazadas.
En concreto, el trastorno bipolar corresponde a una condición de salud mental, por lo tanto, no podríamos generalizar. Sin embargo, es empleado como una analogía con nuestra cultura. Al parecer es producto de nuestro carácter directo y apasionado lo que se expresa en cambios bruscos de humor. Un día somos exitosos y extraordinarios y al día siguiente somos detestables y despreciables.
Al enfrentarnos a un nuevo proceso electoral parece bueno revisar esta visión bipolar que no responde necesariamente a la realidad, sino que la construimos nosotros con el periodismo y en los discursos. En realidad, ni ayer fuimos los jaguares ni hoy estamos en decadencia. Miremos la realidad con honradez, sensatez y objetividad.
Chile lidera en América Latina el índice de Progreso Social 2025. Ocupamos el puesto 36 a nivel mundial con 79.49 puntos. Destaca en Educación, Salud, Servicios Básicos y la esperanza de vida (81,36 años). Buen desempeño en equidad ocupando el puesto 26 en derechos. Naturalmente que también hay debilidades en vivienda, seguridad personal. Por su parte el índice Ipsos 2025, señala que el 74% de los chilenos se declara feliz, ocupando el lugar número 11 a nivel mundial.
Ahor,a ello no significa negar los graves problemas que vivimos, especialmente en materia de seguridad. Pero para abordarlo seriamente debemos ponerlo en el contexto mundial y no como si fuera un problema solo nuestro. Cuando miramos la realidad parece que estuviéramos solos frente al mundo y no somos capaces de correlacionar la realidad de los otros países con relación al nuestro. La violencia es un fenómeno mundial. Basta ver el nivel de confrontaciones bélicas que hoy se dan y el dramatismo de sus consecuencias. Todos los países desarrollados tienen hoy grandes problemas de seguridad. No es para conformarnos, ni caer en el mal de muchos... es para situarnos en la realidad.
Las estadísticas no muestran una realidad decadente como algunos quieren presentar con el fin de obtener réditos políticos. Hay sectores del país que repiten que el actual gobierno es el peor de la historia. Un análisis serio y objetivo nos muestra que no es el peor ni tampoco el mejor, pero claro la exageración, conforme a nuestra bipolaridad, parece vender políticamente.
Los debates son productivos, hacen crecer. Son las miradas distintas, las propuestas de caminos a transitar la base de la democracia. Las disputas son odiosas y por lo general terminan mal. El odio hacia un sector o el sentirse dueño de la verdad es aberrante porque con ello no se construye solo se destruye. Un país que desee construir un mejor futuro solo puede hacerlo en la medida que tenga una mirada nítida y lo más objetiva de la realidad. No con esta bipolaridad que en definitiva es una enfermedad.
Para ello necesitamos todos cuidar este país, como un bien común. Bienvenido el debate de ideas y también el respeto al que piensa diferente. Debemos hacer de la fraternidad el centro de nuestra vida democrática, única manera de gestar una gran libertad, pero también con una gran igualdad. Es la fraternidad la fuerza que regula, potencia y construye.
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