Si te pregunto ¿18 de octubre de 2019? De seguro es una fecha que tienes presente ¿Por qué? ¿Qué te generó? El impacto social y psicológico fue tal que estuvimos en los ojos de todo el mundo. Miedo, tristeza, incredulidad, rabia, irritación, insomnio, incertidumbre, preocupación e inestabilidad fueron algunas de las emociones obstaculizadoras del bienestar que estuvieron presente en todas y todos nosotros.
El estallido social cumplió su "tercer aniversario". Pero ¿Qué cambió? ¿Ha cambiado algo? Las medidas de seguridad para ese día fue disponer a más de 25 mil funcionarios policiales desplegados en distintos puntos de la Región Metropolitana y el país. El trasporte público adelantó su hora punta, muchos realizaron teletrabajo ¿A qué nos pre-dispusimos con esto? Sólo a más violencia.
¿Qué emoción está presente en ti y en ellos? El miedo. ¿Qué hacer?
Debemos movilizarnos, pero desde nuestro mundo emocional, la compasión amorosa es la invitación para que hagamos algo como sociedad para prevenir los actos de violencia. ¡Eduquemos desde la empatía! Esta habilidad depende de la educación recibida, de las experiencias y aprendizajes de vida de cada persona. Si hoy vemos en la televisión actos de violencia y empatizamos con el dueño de un local que saquean, no apaguemos la TV y ya. Actuemos desde la compasión amorosa y reflexionemos con nuestros hijos de lo que estamos viendo, generemos espacios de dialogo donde el pensamiento crítico de nuestros hijos aflore y respetemos sus opiniones.
La encuesta Ipsos y Espacio Público en 2019 le tomaron el pulso a las movilizaciones, reflejando que la empatía es lo que más demandaban los chilenos a sus líderes. Actualmente eso no ha cambiado.
En la oportunidad definían, además, que los liderazgos que existían en la política chilena impedían encontrar acuerdos dentro de las mismas autoridades políticas. Algunos comentaban que faltaba una mano firme para combatir la violencia, otros manifestaron la incapacidad de diálogo que se había generado durante décadas, como educación, vivienda, pensión digna. Pero hoy nuevamente, más allá de las cifras, se hace una necesidad real mirar una transformación desde la democracia.
Lamentablemente seguimos con los mismos problemas, no fuimos capaces de tomar aquellas oportunidades que nos brindó la democracia de poder haber realizado una buena Constitución. Nos limitó la falta de empatía que sigue siendo la misma carencia de hace tres años, pero sobre todo nos faltó y nos falta: Compasión amorosa.
No podemos pedirle a un diputado, senador que tiene 40, 50 o 60 años que desarrolle la empatía, que se ponga en el lugar de los otros, porque lamentablemente hemos crecido con una educación que nos ha invitado a la competencia, a ser individualista y decimos "ojalá te vaya bien, pero no mejor que a mi"... ¿Así queremos educar a las generaciones que vienen?
¿Qué hay que hacer? Desarrollar políticas públicas que ayuden gradualmente a esta transformación social. Seguimos teniendo una educación que solo construye trabajadores, que no tiene desarrollo humano y sin esto no podemos pretender querer y buscar la evolución social que todos los chilenos esperan.
Como Fundación Liderazgo Chile invitamos a la reflexión y comprender que el problema no es la emoción de la rabia, sino la conducta y el comportamiento que genera violencia. La rabia es una emoción tan importante como la alegría, y debemos validarla, aceptarla y legitimarla, ya que todas las emociones son necesarias y por lo mismo son facilitadoras y obstaculizadoras del bienestar.
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