Siempre he dicho que llegar a viejo tiene cosas buenas y malas, pero como no me gusta ser negativo, prefiero contarles qué es lo beneficioso de llegar a esta edad y tener la suerte de estar activo laboralmente.
He sido fiel testigo de los cambios que han afectado al mundo laboral, he visto cómo se ha avanzado en derechos, cómo se ha fomentado la inclusión de personas con capacidades diferentes, cómo han mejorado las condiciones y también cómo han cambiado las generaciones de trabajadores.
Y es en este último punto en donde me quiero detener, en las nuevas generaciones.
No es nuevo hablar sobre la irrupción de los Millennials en las empresas, o de la generación Z, esa cuya cuna es la tecnología, pero por lo menos a mí, sí me sorprende cómo se ha dado “vuelta la tortilla”, pues en mis tiempos, éramos los adultos quienes decíamos a los jóvenes que debían aprender de sus mayores, pero hoy, sinceramente, creo que ellos nos han dado un golpe de realidad a muchos de nosotros.
Algunos los catalogan como una generación perdida, consumista y ególatra, pero yo prefiero quedarme con la descripción que los define como personas exigentes, curiosas, innovadoras, informadas, que viven el momento y buscan la felicidad en todo lo que hacen, pues finalmente, eso es lo que intenté replicar de ellos.
En algún momento el mundo laboral de nuestro país perdió el equilibrio, y aún falta trabajo para lograrlo, la vida de la mayoría de las personas se resumía en la ida y la vuelta del trabajo, las jornadas hasta el día de hoy son muy extensas, el tiempo que le dedicamos a la familia es muy escaso y lamentablemente, tenemos la incapacidad de desconectarnos de la oficina cuando no nos encontramos en ella.
Pero ellos nos dieron lo que se denomina como “bofetazo” de realidad.
Actualmente muchos jefes pertenecientes a otras “generaciones”, han debido acomodarse a los intereses de este grupo, han debido flexibilizar los horarios, adaptarse a los nuevos modelos de comunicación, utilizar redes sociales, priorizar tiempos y estar en un estado permanente de reinvención, pues nos dimos cuenta, que en cosas de segundos, podemos quedar obsoletos.
En un comienzo es raro, pero después uno comienza a sentirse incluso más joven, por lo menos, eso me pasó a mí.
En mis charlas, siempre destaco la necesidad que tenemos de reinventarnos, de tener nuevos desafíos y sobreponernos al fracaso, por lo mismo, pese a las críticas que algunos tienen sobre este grupo etario, debemos estar conscientes de que son el futuro, que en las manos de ellos estarán las próximas decisiones y liderazgos, y aunque a algunos nos cueste, debemos aceptar que han llegado a ocupar los lugares de nosotros.
Personalmente, confieso que he incluido en mi vida algunas de las costumbres típicas de este grupo social, incluso, no tengo problema en asumir que “me creo Millennial”, un Millennial Milenario, porque pese a la “leve” diferencia de edad que pueda existir entre nosotros, reconozco que me llaman la atención las mismas cosas que a ellos.
Por ejemplo, soy adicto a Twitter, me gusta ver películas en Netflix, me gusta la conexión que se genera a través de las redes, tengo cuenta en casi todas, el acercamiento que nos permite la tecnología, el debate que se produce en las plataformas y la posibilidad de estar permanentemente informados.
Me gusta también el cambio permanente, tener nuevos desafíos, sacarme selfies y por supuesto, al igual que ellos, me gusta la aprobación, por lo mismo, opinen este escrito, o compártanlo en sus perfiles, pues ya saben, que como buen Millennial, mientras más “me gusta”, mucho mejor.
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