Desde el momento de dar a luz, dar vida a otro ser humano y asumir la tarea de cuidar la familia como núcleo de la sociedad, las mujeres estamos llamadas a ser protagonistas de nuestra historia. Y hoy - con nuestras legítimas diferencias -, nos encontramos en un punto de inflexión, más activas que nunca.
En Chile, durante los primeros 50 años del siglo XX, en la denominada emancipación femenina, la mujer, sin dejar de lado su rol en la familia, ingresaba tímidamente al mundo del trabajo, de la cultura y a una participación cada vez más relevante en lo político, económico y social. Atrás queda, como un mal recuerdo, el arcaico rol limitado estrictamente a las tareas propias del hogar que, además de no ser valorado y reconocido, dejaba de lado oportunidades de desarrollo del talento femenino y su capacidad de aportar a la sociedad.
Así, desde hace unas décadas, cada 8 de marzo, se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Un momento para homenajear a la mujer y su talento, a la mujer y su cosmovisión del mundo, a la mujer y su inteligencia, en definitiva, a la mujer integral que hoy está alzando la voz por los derechos políticos y laborales, por la equidad de género y por el respeto hacia su individualidad, impulsando transformaciones que están cambiando el eje del pensamiento a nivel global y, por cierto, la sociedad en su conjunto.
A pesar de los avances logrados, sigue siendo vital avanzar en la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas que aún están al margen de las oportunidades.
El mundo de la ciencia, donde la mujer estaba prácticamente marginada, ha visto grandes científicas y mentes brillantes que hoy están dando luces sobre el futuro y presentando soluciones que nos parecían imposibles.
Chile mantiene deudas de género, como la paridad en altos cargos y la eliminación de la brecha salarial, a igual responsabilidad y trabajo.
Un desarrollo humano sostenible, requiere generar condiciones de igualdad, sin dejar a nadie atrás, sobre todo porque ha sido probado el enorme aporte que representa la inclusión de la mujer al mundo laboral, científico y académico y su contribución a una sociedad más equitativa.
Implementar medidas que generen nuevas oportunidades en el acceso a cargos políticos es también parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible suscritos por Chile.
El sistema de cuotas implementado en 2017 demostró ser una herramienta efectiva en este sentido, como transición a una cultura de equidad. Reducir las brechas de género en el financiamiento de campañas es el siguiente paso y es una tarea que debe involucrar a los partidos políticos, el Estado y a la sociedad.
En este sentido, la contribución de la sociedad civil, en especial de las fundaciones en pro de la cultura y la educación y de la academia, resulta fundamental para avanzar en la construcción de una sociedad más justa, así como en el desarrollo de una conciencia crítica para resolver los problemas que enfrentamos, con soluciones más innovadoras.
Asumir estos desafíos implica llevar a cabo experiencias trasformadoras que impulsen el cambio sobre los papeles que tradicionalmente han desempeñado hombres y mujeres.
Estamos frente a un momento histórico; hombres y mujeres no somos iguales, pero debemos velar para que seamos "cómplices positivos" en la construcción de una sociedad más igualitaria y justa, hacerla realidad hoy y heredarla a las nuevas generaciones.
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