Su avance no nos hará retroceder

El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos es, sin duda, un golpe bajo para diversos grupos, como las mujeres, migrantes, afrodescendientes, pueblos indígenas y comunidades diversas. Esta situación resulta aún más desconcertante cuando al terminar el conteo de votos se reflejó que 73 millones de personas respaldan su regreso al gobierno, y que por alguna razón, están de acuerdo con sus postulados.

El 54% de los votos a favor de Donald Trump provino de hombres, mientras que el 44% corresponde a mujeres. Además, uno de los grupos más determinantes en estas elecciones fueron los votantes blancos. A pesar de haber sido declarado culpable de abuso sexual, condenado por 34 delitos graves y también condenado públicamente por sus actitudes racistas, misóginas, transfóbicas y sus relaciones con personajes condenados por diversos delitos, entre otras posturas antiderechos, fue elegido democráticamente por millones de personas, a quienes al parecer estos hechos no les parecen relevantes.

Las noticias son aún más desoladoras, ya que no solo Trump ha logrado regresar a la presidencia, sino que el Partido Republicano también obtuvo la mayoría en el Senado, consolidando así un mayor control de los grupos ultra conservadores sobre las políticas de ese país.

La agenda del presidente electo de uno de los países más influyentes en la política y economía global revela propuestas conservadoras que pretenden restringir aún más los derechos de las mujeres y personas gestantes. A esto se suma un discurso machista, despectivo, discriminatorio y violento.

En Chile no somos ajenos a lo que ocurre en Estados Unidos, al igual que no lo estuvimos durante la presidencia de Jair Bolsonaro en Brasil, ni lo estamos con Javier Milei en Argentina. Todos ellos, políticos que comparten una admiración por las estrategias del conservadurismo, y que plantean permanente un retroceso en los derechos que a duras penas se han logrado conseguir.

¿Qué podría suceder aquí? En nuestro país también existen adherentes a esas mismas ideas conservadoras, quienes han ido ganando cada vez más visibilidad y apoyo a través de campañas basadas en la desinformación, una manipulación de los mensajes sensibles para la sociedad y un populismo cuestionable.

La tarea ahora es que cualquier persona, pero también las organizaciones de la sociedad civil comprometidas con la defensa de los derechos humanos, no decaigamos ante este escenario. Ya que más que nunca es preciso hablar con convicción y desarticular las ideas basadas en falacias. Hay que redoblar esfuerzos para seguir promoviendo el respeto, acabar con discriminación y violencia, garantizar la libertad de las personas, el acceso a la información y, por supuesto, a todos los derechos fundamentales.

Desde Aprofa, organización con casi 60 años de experiencia en la promoción de los derechos sexuales y reproductivos en Chile, no nos detendremos. Continuaremos avanzando junto a nuestras aliadas de toda América Latina y el Caribe, porque solo unidas podremos mejorar la vida de las personas, especialmente de las mujeres, niñas y jóvenes.

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