Ferrocarriles: Trampas, nostalgia y eficiencia

Chile necesita crecer. Tenemos pendientes demandas sociales en salud, educación, vivienda, pensiones, justicia, seguridad, que requieren recursos adicionales de un mayor crecimiento de nuestra economía. Los diversos sectores importadores y exportadores, así como el comercio interno y diversos centros de actividad, requieren de una infraestructura de conectividad y transportes moderna y eficiente, que el Estado se debe diseñar y proporcionar. Puertos, buques, carreteras, camiones, trenes, aeropuertos, deben constituir una red de infraestructura que facilite el comercio y la conectividad productiva.

Para los ferrocarriles se requiere de mayores capacidades en transporte de pasajeros y mercancías. Requieren de una infraestructura que permita mayores velocidades, con menores tiempos, con la mayor capacidad de carga posible, con puntos de integración modernos y agiles en tecnologías y espacios. Evidentemente con alta seguridad y también cuidando los efectos sociales y medioambientales. En suma, robustez, eficiencia y modernidad.

La nostalgia por los trenes, aquellas emociones vividas y pasadas, fomentan los servicios de trenes del recuerdo, del vino, de la costa y varios otros que requieren de otras prestaciones y que ocasionalmente se entremezclan, afectando la necesaria mayor eficiencia y productividad. Choques de trenes, muertos y heridos, descarrilamientos varios, puentes caídos, arboles en las vías, robos, uso de trenes obsoletos, locomotoras contaminantes, trenes rápidos que son lentos, tren a Valparaíso que no llega a Valparaíso, etc., son siniestros y situaciones indeseadas que ya forman parte de la fauna explicativa y de la cultura de los ferrocarriles chilenos.

En cuanto al crecimiento de la economía algunos países como Chile, están estancados y atrapados en lo que se denomina la "trampa de los ingresos medios". Esto significa que se alcanza un cierto nivel de ingresos gracias a las ventajas adquiridas y construidas en periodos anteriores y que ya no son suficientes para el nuevo desarrollo. Se requiere entonces diseñar y construir nuevas ventajas. En la misma línea también existiría una "trampa de los lideres promedio", aquellos funcionarios (Estado-política) del más de lo mismo, inocuos y limitados para asumir riesgos, para encabezar renovaciones y saltos en proyectos e inversiones que ayuden a salir a nuestro país de la trampa de los ingresos medios.

Chile, respecto a la eficiencia en el transporte de carga ha sufrido un severo traspié cayendo en el ranking de competitividad desde el puesto 34 en el 2018, al lugar 61 en el 2023 (Índice de Desempeño Logístico-LPI-Bco. Mundial). Se demandan entonces ferrocarriles modernos, puertos eficientes, carreteras sostenibles y pertinentes, que conformen una red y que se constituyan en la infraestructura adecuada para el mayor rendimiento de las diversas actividades productivas y escapar del estancamiento.

Salir de las trampas y apostar por el crecimiento de nuestra economía y por tanto por mejorar la calidad de vida de los chilenos requiere de miradas y acciones coordinadas, del diseño y construcción de una infraestructura integrada y de lideres con visión y competencias para construir un país distinto, mejor, para todos nosotros.

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