Las Fiestas Patrias son una de las celebraciones más esperadas por los chilenos, un momento para reunirse con la familia, disfrutar de nuestras tradiciones y del descanso. Sin embargo, esta festividad también ha traído consigo un problema recurrente y trágico: El alarmante número de fallecidos en siniestros viales.
Este año las cifras son particularmente escalofriantes. La cantidad de fallecidos en siniestros viales aumentó más de 60% en comparación con el 2019, año a comparar por la cantidad de días de celebración, lo que evidencia no solo una grave crisis de seguridad vial, sino también un fracaso en las medidas preventivas.
Es inaceptable que en pleno 2024, con todas las herramientas tecnológicas y educativas a nuestra disposición, sigamos enfrentando estas cifras como si fueran inevitables. Detrás de cada siniestro vial hay una cadena de decisiones erradas: la conducción bajo efectos del alcohol, el exceso de velocidad o el uso de dispositivos móviles al conducir, son hoy principales causas de la mayoría de los siniestros de tránsito que anualmente deja más de 2.000 muertes y más de 45.000 lesionados.
La seguridad vial no puede ser tratada como un tema que sólo se active en feriados o fin de semana largos y aceptar "resignadamente" que morirán personas y cientos quedarán con lesiones de por vida. ¿Qué se debe hacer? Lo primero es un llamado urgente a todas las autoridades que se vinculan con la seguridad vial y poner el tema de una vez por todas, como como un problema de estado, un problema grave de salud pública.
Es urgente que el Estado, a través de sus diversas instituciones, refuerce diversas medidas tales como, contar con la implementación del CATI ahora. El control y la fiscalización deben ser intransigentes. Las cifras de este año evidencian que la fiscalización no ha sido suficiente a tal cantidad de autos en las rutas, se debe automatizar con cámaras viales. Por otro lado, un país con índices tan elevados de muertes en el tránsito necesita sanciones ejemplares que inhiban a los infractores reincidentes, acompañado de campañas preventivas enfocadas en la seguridad vial a permanencia. La sensibilización debe ir mucho más allá de anuncios pasajeros durante las festividades y por último avanzar en mejoras de la infraestructura vial y promover una conducción más segura.
Este es el momento para hacer un llamado a las autoridades y a la sociedad en su conjunto necesitamos un compromiso real y sostenido para frenar la ola de siniestros viales en Chile. Las vidas que se pierden en nuestras vías no son solo estadísticas, son pérdidas irreparables.
La seguridad vial es un problema de todos, que sólo se resolverá si empezamos a trabajar en conjunto.
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