Hace algunos días el gobierno envió un nuevo proyecto de ley que regula el transporte de pasajeros a través de plataformas tecnológicas (como Uber, Cabify o Beat), que se conoce como la “Ley Uber”. En particular, en esta propuesta se incorpora el requerimiento de licencia profesional A1 y el pago de impuestos en Chile, entre otros. Respecto al proyecto anterior, se elimina el cobro de un impuesto por kilómetro recorrido.
Un estudio reciente de la Universidad de Chile (Tirachini y Gómez-Lobo, 2017) señala que durante los períodos punta de un día laboral en Santiago, más del 50% de los viajes que se realizan a través de plataformas, reemplazaron a viajes en buses, metro, taxi colectivo, bicicleta y caminata, es decir, modos de transporte eficientes, mientras que alrededor del 35% reemplazó al taxi.
Las principales razones que expresaron los usuarios para la utilización de Uber son la facilidad de pago, la tarifa, la transparencia de pago y el tiempo de espera, entre otros.
Las conclusiones de dicho estudio no son muy alentadoras, por cuanto consideran que las plataformas habrían aumentado la congestión en Santiago.
En rigor, el mayor impacto se generaría por el traspaso de viajes en modos masivos (buses, metro) a los servicios de transporte que se prestan a través de estas plataformas.
No obstante, el estudio también señala que potencialmente las plataformas podrían reducir la congestión, pero en la medida que se incrementara la ocupación. Ejemplo de ello sería Uber Pool, opción expresamente descartada en el proyecto de ley.
Es importante hacer notar que las plataformas llegaron para quedarse, por lo tanto, es un avance relevante que se regulen.
También es importante que paguen impuestos en Chile, que se exija una licencia profesional y que exista una responsabilidad por parte de la empresa.
El punto que va en el sentido incorrecto es la eliminación del impuesto por kilómetro, ya que incentiva el uso de las plataformas en desmedro del transporte público masivo (buses, metro).
Esto tiene un resultado muy claro: mayor congestión, lo que genera un aumento en los tiempos de viaje y un mayor consumo de combustible. En ningún caso la solución es eliminarlos (o restringir la cantidad de vehículos), sino que se cobre dicha externalidad.
Finalmente, un punto que creo interesante explorar es el incentivo a los viajes compartidos dentro de las plataformas, los cuales incluso podrían reducir la congestión actual.
Por ejemplo, eximiendo de este cobro a los potenciales usuarios de Uber Pool.
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