Marzo: Esperanza de cambios y respuestas concretas

Jorge Caro

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Un conflicto internacional que proyecta inestabilidad a todos los países -incluido el nuestro- y una pandemia que aún no da señales de retirada constituyen un contexto poco alentador para iniciar marzo, cuando las actividades se retoman tras un receso laboral. Pero, tenemos a nuestro favor la esperanza en los cambios que deberían llegar de la mano del nuevo gobierno que asume este mes y de las propuestas que emergen de la Convención Constitucional.

Como gremio -que representa a un importante sector de profesionales aeronáuticos- hemos estado bregando desde hace años por transformaciones necesarias para mejorar la navegación aérea en Chile. Hoy renovamos este compromiso, confiando en una alianza fructífera con el Gobierno entrante.

Esperamos que las nuevas autoridades vean con claridad esta oportunidad de avanzar ágil y concretamente en los cambios que requiere nuestro sector. Y no nos referimos sólo a los justos y postergados beneficios laborales para los controladores de tránsito aéreo, sino también a las innovaciones necesarias para preservar la seguridad de las operaciones aéreas y de las personas que confían en nosotros cada vez que suben a una aeronave.

Por ello, ya hemos iniciado conversaciones para una audiencia con la próxima ministra de Defensa, Maya Fernández, una vez que asuma, ocasión en que esperamos que se aborde de manera concreta y resolutiva el proyecto pendiente de dos administraciones anteriores en torno a la promulgación del proyecto de ley para reducir nuestra jornada laboral hasta las 32 horas semanales. Hoy seguimos sometidos a horas de trabajo, extensas y extenuantes, 8 a 12 horas seguidas, las 24 horas del día y los 365 días del año, con acumulación de fatiga y cansancio físico e intelectual.

Y, por supuesto, también abordaremos la urgente solución al daño previsional con la imponibilidad sobre el 100% de las remuneraciones de los controladores de Tránsito Aéreo, ya que desde hace tres décadas hemos tenido que aceptar que se nos imponga sólo por el 60% de nuestros sueldos, con un daño permanente en nuestros fondos. Esto nos ha obligado a mantenernos activos muy por encima de la edad adecuada en una de las profesiones más estresantes del planeta. Chile es uno de los países con controladores aéreos que se retiran a mayor edad. Esto también es un factor de riesgo en la seguridad del sistema.

No quedará al margen la necesaria creación del Departamento de Navegación Aérea, puesto que mantenemos una estructura de mediados del siglo pasado que cumple funciones de normador, fiscalizador y prestador de servicio. Ya hemos iniciado un trabajo colaborativo con la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y confiamos en que se avanzará en los próximos meses.

Sabemos que el gobierno que presidirá Gabriel Boric tendrá que enfrentar grandes desafíos. Somos conscientes de ello y precisamente por esto deseamos establecer una alianza de colaboración que nos brinde la oportunidad a todos de contribuir para que se materialicen las innovaciones que se requieren en pro de una navegación aérea segura, eficiente y de alto nivel, como ha sido siempre. Una navegación aérea que debe preservar sus altos estándares, pero también velar por la calidad laboral de quienes brindan servicios para mantener su alto nivel: los profesionales y técnicos aeronáuticos, entre los cuales nos contamos los controladores de tránsito aéreo, como garantes de la seguridad en los cielos de nuestro país.

Al comenzar marzo, ad-portas de que asuma el nuevo gobierno, renovamos nuestro compromiso y extendemos nuestro mano para tomar la de las nuevas autoridades en la búsqueda de un pacto que velará por la eficiencia, seguridad y calidad de la navegación aérea.

Confiamos en que, tras años de dilaciones en mesas de trabajo infértiles y de buscar soluciones que no llegan, esta vez las respuestas surgirán. Las esperanzas están puestas en las señales de un cambio que ya se instaló y en el que estamos decididos a aportar, con energía y cohesión.