A inicios de la década del 80 en plena dictadura, con la represión desatada, un grupo de sindicalistas que trabajábamos arduamente por la rearticulación del movimiento sindical nos enfrentamos a la necesidad de cambiar nuestra estrategia para hacer más eficiente la resistencia no violenta activa al régimen cívico-militar.
Este grupo de dirigentes sindicales de diferentes organizaciones nacionales y provenientes de diversos horizontes políticos habíamos logrado crear la Coordinadora Nacional Sindical, CNS, e iniciar un proceso de ardua unidad en la diversidad.
Sin embargo, no era suficiente. Se necesitaba identificar, convencer e involucrar a la mayor cantidad de sindicatos a lo largo y ancho del país para acumular fuerza y movilización en torno a las demandas más sentidas de hombres y mujeres, de todos los trabajadores. Fue así que surgió la idea de elaborar un “Pliego Nacional”.
Un grupo de destacados jóvenes profesionales, varios de los cuales aún no terminaban la universidad, se puso a disposición del movimiento sindical colaborando en la recolección de la información sobre del estado de los trabajadores y sus organizaciones. Recogieron opiniones, sugerencias y reivindicaciones de diversos sectores y luego de largas discusiones con la dirección nacional de la CNS, se plasmaron como contenidos del Pliego.
A riesgo de nuestras propias vidas nos movilizamos por todo Chile, reuniéndonos con cada sindicato explicando el sentido y objetivo del Pliego, fundamentalmente la necesidad de unirnos alrededor de las demandas inmediatas y mas sentidas.
Pero también era necesario obtener y comprometer el apoyo de los partidos políticos y de sus líderes, que a esas alturas tímidamente comenzaban a expresarse y a organizarse.
Junto a Manuel Bustos (QEPD), presidente de la CNS, decidimos solicitar una reunión al ex Presidente de la República, don Eduardo Frei Montalva. Nos dirigimos a su oficina, en el edificio Carlos V, en el centro de Santiago, donde el ex Presidente nos esperaba. Frei nos saludó con mucho afecto. Se escuchaba en el ambiente música clásica, el volumen de la cual era más alto de lo normal. Nos tomó del brazo y nos invitó a pasar al… baño. Cerró la puerta y nos contó que con toda certitud su oficina estaba siendo sometida a escuchas a través de micrófonos instalados por los servicios de seguridad de la dictadura. El consideraba que el baño era el lugar menos expuesto, se suponía que impedía o hacia mas difícil interceptar las conversaciones.
Allí, con la música ambiental como telón de fondo y hablando bajo, le contamos y explicamos nuestros planes como movimiento sindical. Se trataba de iniciar un proceso de movilización social y de acumulación de fuerzas para derrotar a la dictadura. El Pliego Nacional representaría la bandera de las demandas inmediatas, más sentidas y concretas de los trabajadores. Pero esta acción necesitaba el compromiso y apoyo de todos, sin claudicaciones.
No cabían dudas que una vez dado a conocer el documento se desataría la represión sobre los responsables. Le manifestamos que los sindicatos estaban dispuestos a enfrentarla si se presentara esa situación.
Le insistimos que su apoyo era trascendental para el momento político que estábamos viviendo. Necesitábamos su compromiso y apoyo explícito.
Frei nos escuchó con extremada atención y en completo silencio. No nos interrumpió, no nos hizo ninguna pregunta. Terminadas nuestras intervenciones, esperamos su reacción. El se encontraba en un momento políticamente delicado ya que enfrentaba la demanda de varios sectores políticos que le pedían encabezar la oposición a la dictadura.
Nos miró fijamente, sus manos se apoyaron en nuestros hombros, se inclinó levemente y nos dijo, casi susurrando, “es lo más inteligente que he escuchado hasta ahora, es lo que necesitamos para el camino de la recuperación de la democracia, cuenten con mi apoyo”.
Fueron mas de 500 sindicatos, más de dos mil dirigentes los que desafiaron públicamente a la dictadura con su adhesión al Pliego, manifestando las urgentes reivindicaciones políticas, sociales y económicas. Sus principales puntos fueron.
Derogación del Art. 24 de la nueva Constitución que otorgaba facultades extraordinarias a Pinochet para que continuara reprimiendo al pueblo.
Término del Estado de Excepción.
Cese de la represión, de las torturas y relegaciones.
Esclarecimiento definitivo sobre lo ocurrido con los detenidos-desaparecidos.
Retorno de los exiliados.
Poner término a la privatización de las empresas y los servicios que estaban en manos del Estado.
No dar paso a ninguna medida conducente a la desnacionalización del cobre y otras riquezas básicas.
Los días siguientes dimos a conocer públicamente, en una conferencia de prensa muy concurrida el Pliego Nacional.
La Dictadura, tal como lo esperábamos, no tardó en desatar su furia contra toda la dirección de la CNS. Todos fueron apresados. Manuel Bustos, Alamiro Guzmán, Manuel Jiménez, Arturo Martínez, José Verasay, Carlos Opazo, Luis Suarez, Sergio Freihofer, Humberto Vergara y Hernán Jofre. Cumpliendo las tareas de la CNS en Europa fui impedido de regresar a mi país. Pero el Pliego Nacional ya era conocido nacional e internacionalmente.
Se formó un comité de defensa de la CNS integrado por destacados dirigentes políticos y ex ministros de los gobiernos de Frei y de Allende, encabezados por Jaime Castillo, Alberto Jerez, Carlos Briones, Orlando Cantuarias y otros. Los ya nombrados fueron violentamente apresados y expulsados del país.
No solo se concitó el respaldo decidido de hombres y mujeres trabajadoras, sino que produjo el apoyo de la ciudadanía y sus organizaciones sociales, de los partidos políticos. Fue el preludio de la movilización social que se avecinaba.
Frei apoyó decididamente nuestra acción, así como nos había prometido. Era una nueva demostración de su desafío a la dictadura y congruente con su memorable discurso pronunciado en un desbordado teatro Caupolicán el 27 de agosto de 1980, cuando llamó a votar No en el plebiscito convocado por Pinochet para imponer la Constitución y hacerse elegir como presidente por ocho años.
Recordamos que inició sus palabras señalando, “Después de tantos años, de nuevo nos encontramos aquí reunidos. Esta es una ocasión solemne. Representamos hoy la continuidad histórica de Chile y la voluntad de una inmensa mayoría de chilenas y chilenos”.
Despues de su apoyo inicial al golpe militar, tras comprobar la constante violacion a los Derechos Humanos se convirtió en un tenaz opositor a la dictadura, quien lo asesino el 22 de enero de 1982.
Hoy en democracia reconocemos su apoyo a las reivindicaciones del pueblo y a sus trabajadores en la época mas violenta de la historia de nuestro país.
Exigimos justicia para el ex Presidente de la República Eduardo Frei Montalva.
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