Desde hace ya unos años nos hemos familiarizado con las siglas BPA-free que aparecen en muchos de los envases, botellas de plásticos, contenedores para guardar alimentos, mamaderas y otros productos plásticos, y aunque en algunos casos no entendíamos muy bien qué significaba esta sigla lo hemos valorado como de mejor calidad cuando aparecía; y la verdad es que no es que sean estos envases de mejor o peor calidad, pero si cuidan mejor nuestra salud.
El Bisphenol A (BPA) es un compuesto químico que se encuentra en muchos de los alimentos que consumimos, proveniente en la mayor parte de los casos de los envases, y al respecto hay que recordar que los envases ceden compuestos químicos a los productos envasados, lo que en el caso de los alimentos es complicado ya que vamos a consumir los alimentos "contaminados químicamente" con estos productos. En el caso del BPA es un compuesto químico conocido como "disruptor endocrino", lo que afecta a nuestro sistema endocrino y reproductor con consecuencias directas sobre nuestra salud.
Los organismos internacionales, así como la legislación alrededor del mundo, regulan y limitan el uso de BPA. Sin embargo, las últimas investigaciones han revelado que los niveles que hasta ahora se consideraban "seguros" para la salud ya no lo son, por eso la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) tiene previsto en los próximos meses bajar el límite de BPA a niveles 20.000 veces por debajo del anterior.
Preocupante al menos es la situación en Chile, donde lamentablemente a la fecha no existe legislación que regule este proceso de transferencia de compuestos químicos desde los envases a los alimentos, proceso que no solo afecta a los envases plásticos sino también a los envases de papel y cartón o envases metálicos. Por ejemplo, una lata de atún puede contener unos 3 microgramos de BPA, y eso va a variar si es una lata de atún en agua o en aceite.
Chile debe tomar medidas, la burocracia nos afecta día a día y en el área de la salud no podemos esperar más, sobre todo cuando a partir de los nuevos instrumentos legislativos vamos a tener que pensar en utilizar material reciclado en la fabricación de envases que van a estar en contacto con alimentos pero sin regulación ni garantía de que estos sean inocuos, aunque lamentablemente ¿a quién le importa?
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