Durante el mes de octubre se realizó la premiación del Sello de Excelencia a la Artesanía, un reconocimiento que entrega el Comité Nacional compuesto por el Ministerio de las Cultural las Artes y el Patrimonio (Mincap), a través de su Área de Artesanía; y la Pontificia Universidad Católica de Chile, a través de la Escuela de Diseño y su Programa de Artesanía (Artesanía UC). Con la participación de la Fundación Artesanías de Chile y el Museo de Arte Popular Americano de la Universidad de Chile (MAPA), el WCC Latinoamérica y la Oficina Unesco Santiago.
Desde 2008, como Artesanía UC junto al Mincap conformamos el Comité Nacional que lleva adelante este sello, aunque la colaboración comenzó con anterioridad a ese año, con la motivación de encontrar formas de poner en valor la artesanía chilena en un momento en que se hablaba de certificaciones. La experiencia internacional hizo que se indagara en los sellos y marcas de calidad, inspirados en el programa que realizaba Unesco desde 2004 en otras subregiones del mundo.
A partir de esa experiencia nace este programa, que desde su creación ha premiado a 184 obras que cumplen con los criterios de excelencia, autenticidad e innovación, además de suscribir recomendaciones adicionales como potencial comercial y producción ecológica. La convocatoria en torno a estos principios hace que cada año artesanas y artesanos desafíen sus límites para desarrollar nuevas propuestas creativas a través de técnicas, materias primas e imaginarios propios de sus territorios, renovando los relatos de antiguas tradiciones con propuestas que son verdaderas crónicas para la contemporaneidad; y las obras distinguidas son un fiel reflejo de aquello.
"Cordillera", la creación de Nelson Castillo Tapia y Rita Castillo Carvajal, de Combarbalá, en la Región de Coquimbo, muestra una abstracción del paisaje que los crianceros de la zona recorren durante sus desplazamientos por los Andes. Explorando y extremando las posibilidades técnicas y cromáticas que les brinda la piedra combarbalita, propia de su territorio, los autores proponen una obra dinámica.
Desde la Región de Metropolitana, Manuel Villagra Barra en la pieza "Serenidad" devela el complejo mecanismo de un autómata de madera que lee apaciblemente un libro; mientras que también en madera, David Quital Guerra, desde Vichuquén en la Región del Maule, presenta las posibilidades de la materia prima de su territorio en la pieza utilitaria que titula "Hualo, roble maulino".
"Brote de Queule", de Esteban Sánchez Binimelis de Tomé, en la Región del Biobío, muestra la virtuosa relación entre el fino oficio de la filigrana en plata que conjuga hábilmente con la especie que da nombre a esta delicada pieza de orfebrería. De la misma región, pero de Chiguayante, el conjunto utilitario de madera de Luis Vidal Seguel muestra una síntesis formal en las 5 piezas que componen "Flora e insectos de Chile".
En el ámbito textil destacan las creaciones de dos artesanos que pertenecen a pueblos indígenas y que reinterpretan las tradiciones y maneras de hacer que conocen y dominan desde niños para mostrar propuestas renovadas, pero a la vez auténticas. María Verónica Currivil Nahuel, de Nueva Imperial en la Región de La Araucanía, presenta la pieza de indumentaria "Folil Kozkülla", en la cual hace una propuesta iconográfica y de forma contemporánea que honra el conocimiento de su madre y abuela. A su vez, el tejedor Osvaldo Güineo Obando, desde la Isla Cailín, en la Región de Los Lagos, resultó ganador por su creación "Cubismo Textil", en la cual mezcla diferentes técnicas propias de su región en una frazada en la cual el color propone un juego de transparencias de gran sutileza.
Finalmente, la obra "Chaiwe Kawin" de Andrea Quintullanca Almonacid, de Puerto Montt, en la Región de Los Lagos, fue la única en la disciplina de la cestería que resultó distinguida. En ella, a través de la mezcla de fibra vegetal y de nylon que se obtiene como desecho de las redes que se usan para la pesca en su región, establece una propuesta innovadora en el diseño y en el color que también es una reflexión poética sobre la contaminación de los mares.
A veces se piensa que la innovación puede atentar contra la autenticidad de la artesanía e impedir que manifestaciones más arraigadas en nuestra cultura se deterioren, pero a través de los años -y gracias al interés de los artesanos- el sello ha demostrado que esto no tiene que ser así, sino más bien, que este reconocimiento que se otorga a determinadas obras, también visibiliza a las comunidades y oficios que representan sus autores y autoras, abriendo nuevos espacios de circulación, mercados y creando nuevas audiencias para la artesanía.
Las ocho obras ganadoras pueden ser vistas hasta el 2 de diciembre en la vitrina del MAPA en el GAM, en Santiago.
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