En abril del presente año, el Presidente Boric presentó el Plan de Acción para el primer Corredor Bioceánico Vial, iniciativa rodoviaria y portuaria que con sus más de 2.400 kilómetros de longitud unirá Chile, Argentina, Paraguay y Brasil. Este megaproyecto desde el lado chileno está siendo coordinado por el Ministerio de Economía con la participación de las gobernaciones de Tarapacá y Antofagasta, principales regiones beneficiadas con la infraestructura de transporte que se desarrollará entre los océanos Pacífico y Atlántico.
Ante la magnitud de los impactos ambientales, sociales y económicos que se pronostican para el conjunto de obras que se extenderá transversalmente por estos cuatro países, se han abordado diferentes aspectos donde los políticos con sus asesores técnicos han opinado aprovechando la coyuntura de un año electoral. Sin embargo, entre estas discusiones hay cuatro variables que no se han mencionado con la importancia que merecen. Estas han quedado algo descuidadas debido tal vez a que la atención ha estado en el adjetivo del corredor: "Bioceánico". Sin embargo, si en su reemplazo se hubiera usado "Transcontinental", posiblemente habrían adquirido mayor protagonismo las siguientes variables: Consolidación, Sanidad, Prospectiva y Cumplimiento.
En cuanto a la Consolidación, este es el momento para afianzar un proceso que no comenzó en la década de los '90, como frecuentemente se menciona. Ni siquiera en la época de la Colonia, sino hace milenios. En efecto, la evidencia arqueológica indica que los habitantes prehistóricos de esta parte del continente ya realizaban un intercambio comercial en sentido este-oeste en el Cono Sur de América. Los restos de refugios, la mayoría con vestigios de alimentos, medicamentos y otros artículos de restauración para el viajero, dan cuenta del especial cuidado que se les daba a quienes transportaban los valorados bienes en agotadores e incluso riesgosos trayectos. En aquel entonces el recurso humano recibía un especial cuidado, tal como lo testimonian estos lugares de relevo y/o descanso. Hoy, tal como en aquel pasado distante, la logística debe volcarse a otorgar medidas de seguridad y comodidad para todos los usuarios del corredor. En tal sentido, deben implementarse infraestructura y equipamiento de descanso e información. Una interacción placentera con el corredor -que en la actualidad puede extenderse por sectores hostiles- es la condición primaria para su eficiencia.
Debido a la longitud de esta obra vial que atraviesa diferentes escenarios naturales y culturales, el principal desafío en cuanto a Sanidad es hacer que el corredor opere como un flujo de bienes y no de males. Ante ello se hace imprescindible reforzar los sistemas de control de flujos evitando que en la carga transportada ingresen a nuestro territorio productos ilícitos. Especial atención debe prestarse a la componente orgánica, de tal manera de reducir los riesgos sobre nuestro patrimonio sanitario. Ciertamente, si por medio de procesos naturales una especie invasora antes tardaba décadas en cruzar Los Andes, ahora ella podría ser una indeseada pasajera en cualquiera de los miles de vehículos que de manera más expedita cruzarán la cordillera. Para responder a este desafío, la logística debe aprovechar los avances tecnológicos en multisensorización, donde la precisión y alcance de dispositivos de detección han progresado considerablemente.
Considerando la dinámica demográfica, climática y comercial -entre tantos otros factores de los cuales depende el transporte a lo largo del corredor-, cualquier modelo de gestión debe inexorablemente incluir la Prospectiva. Es decir, debe ser capaz de pronosticar los diferentes escenarios futuros con su respectiva probabilidad de ocurrencia. Anticiparse a los acontecimientos adversos para minimizar sus efectos negativos, y también a los acontecimientos favorables para maximizar sus efectos positivos; es parte imprescindible de una administración proactiva ante la complejidad de este proyecto. Al respecto la Inteligencia de Negocios, los Sistemas de Vigilancia y la Simulación son algunas de las herramientas de este modelo prospectivo de gestión.
En cuanto al Cumplimiento, la experiencia indica que cualquier negocio con los países vecinos puede fallar a causa de alguna infracción por parte de ellos. En efecto, la historia de Chile registra episodios en que aquellos Estados con los cuales se ha firmado algún acuerdo, en ocasiones no han cumplido la palabra empeñada. Si el desarrollo del Norte Grande de nuestro país depende en parte de lo que ocurra en tramos del corredor que están fuera de nuestras fronteras, lo mejor es planificar sin poner todos los huevos en la misma canasta. Esto no significa postergar los ajustes a los instrumentos de desarrollo regional y comunal de Tarapacá y Antofagasta, sino por el contrario, incorporar en ellos el fenómeno de la diversificación. En este aspecto, desde ya, tanto el capital físico como el humano deben concebirse para la adaptabilidad.
La subvaloración de variables críticas tales como la consolidación placentera, el resguardo sanitario, la prospectiva inteligente y la confianza en el cumplimiento puede ser el síntoma de una deficiencia en política exterior que pone en riesgo la sostenibilidad del Corredor Bioceánico. Cuando las decisiones de infraestructura internacional se toman ignorando la experiencia del pasado, las amenazas del presente y las incertidumbres del futuro, lo que se construye no es un eje de desarrollo, sino una vulnerabilidad a gran escala. El corredor puede terminar conectando las legítimas aspiraciones de desarrollo de los cuatro países, pero también podría unir y potenciar sus fragilidades.
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