La cultura es un ámbito del patrimonio nacional que nos llena de orgullo. Así lo reflejan nuestros estudios sobre identidad, donde al consultar sobre aquello que más nos identifica aparecen grandes personajes como Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Violeta Parra, junto a emblemas geográficos como la Cordillera de Los Andes.
Del mismo modo, otras investigaciones realizadas en el marco de nuestra misión de promover la imagen país, han concluido que para un 82% de la población la Economía Creativa, integrada por disciplinas como arquitectura, artes visuales, cine, danza y teatro, por mencionar algunas, es un aspecto que genera percepciones favorables en torno a Chile en el extranjero.
De ahí que no sea extraño que hitos como el Día del Patrimonio Cultural, recientemente celebrado, se haya consolidado como una instancia altamente valorada por la ciudadanía, que convoca a un número cada vez mayor de asistentes. Especial atención provocó este año, dado que el deporte y los juegos típicos como expresión de la memoria popular fueron el eje central.
Preservar y destacar este legado resulta clave no sólo a nivel local, sino también en el extranjero. De hecho, dentro del Nation Brands Index (NBI), estudio internacional que mide anualmente la evolución de la imagen de 50 naciones, la riqueza del patrimonio cultural emerge como una de las variables que incide en la mejora de las percepciones a nivel global.
El gran desafío entonces es estar cada vez más conscientes de lo importante que es nuestra herencia cultural y seguir promoviéndola con fuerza más allá de nuestras fronteras, por medio de una estrategia sistemática y coherente que congregue esfuerzos del sector público y privado en la difusión de un mensaje común de Chile y sus bondades. Y
En esta labor no podemos dejar de considerar la relevancia de las regiones, pues son ellas las que con singularidades geográficas y humanas, permiten configurar uno de los principales atributos diferenciadores de nuestra nación que es la diversidad.
Sigamos disfrutando de las carreras “a pelo” en caballo, el palo encebado, el trompo, la rayuela y los volantines, y démoslas a conocer con cariño y orgullo.
Si queremos potenciar nuestras tradiciones como herramienta de proyección internacional, cada uno de nosotros debe ser un activo embajador de Chile ante quienes nos visitan. De esta forma fortaleceremos nuestra imagen país, abriendo con ello más y mejores oportunidades de desarrollo para los chilenos.
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