Nuevas plagas: biológicas y existenciales

Las nuevas plagas biológicas, llamadas emergentes, estarían asociadas a los actuales cambios climáticos del calentamiento global (la alta temperatura es buen caldo de cultivo), la desaparición de los hábitats naturales de los animales - lo que los obliga a una mayor interacción con los seres humanos- y  por último, relacionadas con las grandes migraciones humanas de adultos y niños en precarias condiciones y altos riesgos bio-psico sociales, sin regulaciones ni políticas adecuadas, asociadas a guerras locales de “¿baja intensidad”?, violencia política, hambre, cesantía y  pobreza que asolan a gran parte del mundo.

Muchas de ellas renacen, o son productos de nuevas mutaciones bacterianas o virales adaptativas, como la tuberculosis, la gripe (virus H3n2), la fiebre amarilla, el dengue, la lepra y otras.

Pero hay una que duerme terrible, como un monstruo fantasma congelado, listo para despertar e intentan devorar el mundo nuevamente.

La Peste Negra hiberna en 11 muertos vivos que murieron en 1918  en el archipiélago de Longyearbyen a -17 grados centígrados, en una ciudad de Noruega donde los cadáveres no se descomponen, por lo que está prohibido morir en ese lugar.

Más aún, se estima que muchos cementerios en Europa están aún infestados por esta bacteria y otros virus letales. Algunas epidemias actuales de gripe, se dice, aparecieron por mal manejo de las muestras que se toman sistemáticamente de los restos para cultivos.

Pero también nos invaden nuevas y antiguas plagas existenciales como “heridas negativas de la época”, en medio de la indiferencia deshumanizadora.

La religión de la violencia y la muerte se expande en acciones terroristas y “baleos” a una velocidad creciente. Las armas son instrumentos de plegarias y bendición de asesinos, soldados, sicarios y perturbados.

Muchos en todas partes del mundo, mueren en el útero de la madre. En EEUU mueren en los colegios. En Siria, en la ciudad, en medio de la liturgia de los bombardeos. En México, en la calle, en medio de guerras de cárteles y “ajustes de cuentas” asociadas a la corrupción y narcotráfico.

Parricidios y femicidios horrorosos abundan mundialmente en los medios de comunicación, magnificados muchas veces en las redes sociales como espectáculos.

Ya se habla de una nueva “Generación de la Violencia” que afectaría de maneras insospechadas el futuro de jóvenes y niños de esta época.

La segunda epidemia existencial, sería la de la soledad y el sin sentido, realidades relacionadas y entrelazadas con “el cansancio espiritual y la muerte del mesianismo”, junto al individualismo creciente y, a la presencia y desprecio de los otros más pobres, marginados, débiles e improductivos, sumados al alza de las probabilidades de vida de los más viejos.

Respecto a la tercera, el consumo, abuso y adicción a las drogas, alcohol y redes sociales, ya se ha hablado mucho. Creo qué contra estas – sin ser pesimista-, ya no hay prevención que valga, salvo el efecto de combatir las dos primeras, sumado a la prohibición/uso, y el consumo responsable, pero sólo a partir de las etapas de  madurez necesarias.

Los remedios a las dos primeras, han sido por una parte más violencia “guerrera” y control (como la militarización del control del narcotráfico en México y de la violencia en las favelas en Río de Janeiro), y por otra parte, ¡la creación del Ministerio de la Soledad en Inglaterra! Bueno, ya existen los ridículos Ministerios y Gerencias de la Felicidad en empresas.

Habría que agregar el coro de los deshumanizadores gritos  por “¡más pena de muerte!” y la estúpida propuesta de “¡armar a los profesores!” (Pero, “capacitados”, ¡por supuesto!).

¡Dios nos libre! de que éstas enfermedades nos alcancen convertidas en pandemias asociadas a los últimos “tratamientos” mencionados.

Recomiendo como remedio radical, la cremación (después de muertos), para eliminar con fuego cualquier germen biológico o existencial que nos infeste, además de no ir a morir a la ciudad de Noruega donde no se muere, y las epidemias sólo dormitan congeladas.

Nota. Dejo para una próxima vez, el abordaje de una nueva epidemia, el “Porno-Chat”, mutación placentera muy peligrosa y adictiva, tecnológica y digital del consumo de pornografía.

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