Deporte y sectores vulnerables

Conocido es que menos del 20% de la población en Chile realiza actividad física con regularidad. Lo cierto es que practicar algún deporte o actividad física hoy es un lujo. No se trata de falta de ganas, como postula el espíritu del programa creado en 2013, Elige Vivir Sano, que se limita a promover un estilo de vida saludable. No pues, en la población más vulnerable, cultivar un cambio de hábitos acompañado de algún deporte, es una quimera.

Esta situación es una de las mayores muestras de desigualdad en nuestro país, donde la consecuencia de la falta de oportunidad profundiza una peor calidad de vida en familias de clase media o derechamente con menores ingresos. Pese a la obviedad, esta realidad no se refleja en las políticas públicas, ni de salud ni del deporte.

Esta semana el Senado aprobó en general un proyecto que busca priorizar la asignación del Fondo de Fomento del Deporte a sectores más vulnerables, se trata de una moción parlamentaria para permitir el acceso a estas actividades a gran parte de la población. El texto destaca que a través de la creación e implementación de la ley N° 19.712 del Deporte, junto a la acción del Ministerio del Deporte y el Instituto Nacional de Deporte, se sumaron diferentes vías de financiamiento, como el Fondo Nacional del Deporte, la asignación directa y la denominada Ley de Donaciones con Fines Deportivos.

Ambas instancias buscan incentivar al sector privado para que apoye actividades relacionadas con el deporte, permitiendo a las empresas acceder a franquicias tributarias al financiar proyectos destinados al fomento y desarrollo de la actividad física y deportiva en nuestro país... la misma moción revela que se beneficia mayoritariamente a la alta competencia o a disciplinas deportivas asociadas con estratos socioeconómicos altos, como automovilismo, golf, o deportes náuticos como vela o láser.

Pues bien, no obstante este proyecto persigue focalizar recursos para financiar una política deportiva en apoyo a la práctica, desarrollo o apoyo del deporte en los sectores más vulnerables, el Fondo Nacional para el Fomento del Deporte no puede ser la instancia de los sectores más aislados para acceder a la oportunidad de desarrollar una actividad física. Creo que lo que necesitamos es analizar de manera más profunda los instrumentos de financiamiento de las prácticas del deporte y de frentón propiciar una política integral de desarrollo deportivo, que nos permita de manera consistente impulsar el deporte de alto rendimiento, tanto su desarrollo regional, como provincial y escolar: debemos abarcar niveles desde lo formativo, lo recreativo y, por cierto, la competición.

Para quienes hemos tenido una participación activa en los procesos de promoción y fomento del deporte en nuestro país, este proyecto permite actualizar un debate en el seno de este Congreso en todos los niveles. De vuelta a la democracia el camino para institucionalizar el desarrollo deportivo, ya sea de alto rendimiento -como la profesionalización del mismo- o de práctica recreativa, fue una tarea ardua ya que el país no contaba con los recursos y claramente no estaba dentro de las prioridades. Tal circunstancia explica tal vez que se produzca esta confusión a la hora de plantear este proyecto, porque en la práctica, años atrás, cuando se planeó la ley de financiamiento de la actividad deportiva, el instrumento iba dirigido a incentivar al sector privado, personas naturales o jurídicas que pudieran invertir en deporte. Ello no va ligado a la necesidad de los sectores más populares.

Hoy es un hecho de la causa que el fomento y promoción del desarrollo y práctica del deporte necesariamente debe estar financiado por el Presupuesto Nacional. La idea de las donaciones tributarias del financiamiento fue creada porque el Estado no tenía los recursos para fomentar el deporte de forma directa a través del Erario, esto se generó para incentivar la llegada de más recursos y pensando en financiar el deporte de alta competencia. Pero hoy, insisto, el fomento al deporte en los sectores vulnerables no puede estar supeditado al fondo de franquicias para la postulación de proyectos deportivos, ésta no puede ser la instancia para el desarrollo del deporte popular o recreativo. Esta modalidad pone mayores trabas a las oportunidades y posibilidades de acceder a estos fondos, puede llegar a ser incluso excluyentes en su postulación, como, por ejemplo, para muchas juntas de vecinos. Este sistema actual deja fuera instancias menos organizadas, ya que a nivel popular de seguro no se cuenta con capacidad técnica para postular a aquello.

Ante tal falencia, los municipios se han hecho cargo de esta necesidad a través de actividades gratuitas para sus vecinos, donde se crean óptimas condiciones y programas de educación física. Una excelente alternativa hoy porque abre posibilidades e incentivo a realizar deporte de forma gratuita. Lamentablemente, en la distribución del presupuesto del Ministerio del Deporte, en año 2019, se destinó 0,9% a los planes deportivos comunales, y 0,5% a la Promoción de la actividad física y deporte. Esto apoya la necesidad de que el Presupuesto Nacional se haga cargo de este financiamiento, pero en serio.

La falta de actividad física es un factor de riesgo considerable para las enfermedades no transmisibles, como los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y el cáncer. Son muchos los países en los que la actividad física va en descenso.

Más que hace 30 años atrás, el deporte es una necesidad básica y hoy el país cuenta con mayor infraestructura, el Estado debe garantizar su práctica, sobre todo hacia sectores con menos oportunidades. Esto no puede depender de la capacidad de entusiasmar a un donante, debe ser un derecho de cada chilena y chileno.

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