Si les soy brutalmente honesta, en el marco del recién pasado 3 de diciembre, en el que conmemoramos un nuevo Día Internacional de las Personas con Discapacidad, puedo decir como fundación y en lo personal que continuamos con un gustillo amargo y a conformidad, ya que si hablamos de avances en la materia hay varios en el ámbito laboral que vienen a apoyar la real inclusión de las personas con discapacidad al interior de las empresas y organismos públicos, pero se sigue perpetuando en lo colectivo la mirada asistencialista y de caridad hacia las casi 3 millones de personas con discapacidad de nuestro país.
Recordemos que el día 1 de noviembre comenzó a regir la Ley 21.275, que tiene como finalidad promover políticas en materias de inclusión al interior de las empresas y la entrada en vigencia y exigencia del perfil de experto(a) en Inclusión Laboral para las empresas privadas y públicas conformadas por 100 o más colaboradores(as).
Sin embargo, a su vez se requiere reflexionar en torno a la transversalidad de la discapacidad y el rol del Estado como ejecutor de políticas públicas que vayan en apoyo directo a esta comunidad, que a diario es discriminada y que día a día sortea la vida con profundas barreras de acceso. Y a raíz de esto no puede dejar de resonar en mi cabeza el significado colectivo de la Teletón, puede ser porque se llevó a cabo a inicios del mes de noviembre y porque justamente esta semana se hizo público y oficial su ultimo computo.
Si bien la meta se superó gracias a los generosos aportes nacionales, internacionales y del mundo público y empresarial; como Fundación Ronda estamos seguros(as) que estas "27 horas de amor" no son suficientes, y terminan siendo un flaco favor hacia las personas con discapacidad.
¡Es necesario detenerme aquí! Tanto a mí, como a quienes componen nuestro equipo, nos parece extraordinario todo el trabajo que realiza la Fundación Teletón y los institutos desplegados a lo largo de Chile, con profesionales comprometidos(as) que desarrollan día a día un trabajo de rehabilitación de excelencia y de ejemplo para Latinoamérica, dando respuestas y esperanzas de forma efectiva a cientos de familias, niños, niñas y adolescentes en situación de discapacidad.
El problema se centra en que el "medio" para lograr mantener esta tremenda obra es un show televisivo que vulnera y continúa estigmatizando a las personas con discapacidad, manteniéndolas en un paradigma añejo donde esta comunidad sigue siendo vista como sujetos de caridad y lástima. Algo que lamentablemente no solo sucede hacia las personas con discapacidad, sino también en el tratamiento comunicacional que se le da a las distintas causas sociales y comunidades con barreras de acceso donde somos movilizados(as) y actuamos en base a testimonios rogativos que impactan de manera superficial y perpetúan la desigualdad y acrecientan la discriminación.
Creemos que como sociedad ya estamos preparados(as) para lo importante y urgente, que es transitar hacia un nuevo paradigma anclado a la inclusión real y que no mira a las personas con discapacidad como personas desvalidas que solo requieren de ayuda y recursos, sino como lo establece la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad del año 2006 y ratificada por Chile el año 2008, donde se establecen como sujetos de derecho, que requieren ser incluidos(as) en la sociedad en igualdad de oportunidades y condiciones y en todos sus ámbitos: laboral, social y recreacional. No verlo desde este sentido es, de alguna forma, aplaudir la discriminación, segregación y pensar que incluir es sinónimo de hacer un favor. Es donar un poco de dinero a una institución y dormirnos felices, pensando erradamente que así estamos construyendo una sociedad más justa, inclusiva y equitativa.
Consideramos que el Estado debiera ser garante de la accesibilidad y a su vez proveer el proceso de rehabilitación integral para niños, niñas, adolescentes y también adultos(as) con discapacidad, ya que su continuidad no puede estar supeditada a la donación que año a año realizan privados.
Chile necesita urgentemente avanzar en garantizar y resguardar los derechos de las personas con discapacidad es necesario que obtengan un trabajo digno y decente en igualdad de oportunidades y esto sólo se sólo se logrará con la reforma y aprobación de la ley 21.015, aún en trámite en la Cámara, que incentiva su inclusión al mundo laboral y que esperamos también incorpore el fortalecimiento de políticas públicas orientadas a reducir la brecha educacional y territorial, a su vez, creemos es primordial consagrar el derecho de las personas con discapacidad a la autonomía, sustituyendo la interdicción por mecanismos de apoyo graduados para la toma de decisiones y en pleno ejercicio de sus derechos.
Finalmente, hacemos un llamado a todos los sectores a unirnos por la inclusión y vivirla, no sólo en este día, sino durante todo el año para trabajar de manera colaborativa en un verdadero pacto por la inclusión.
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