27 mujeres son las cifras oficiales de femicidios en Chile este año, y 40 mujeres asesinadas las constatadas por la Red Chilena contra la Violencia. La diferencia corresponde a la tipificación actualmente que no considera las relaciones de novios o pololos para contabilizar los casos, o de niñas. De lo que estamos hablando es de 3 a 4 mujeres mensuales –según los datos que se consideren- asesinadas por razones de género, debido a la violencia extrema ejercida por hombres en contra de mujeres y/o niñas.
Estos días esa cifra se expresa de manera impactante cuando nos enteramos del asesinato de Florencia Aguirre en Coyhaique, asfixiada, quemada por su padrastro, y luego enterrada, para hacerla desaparecer. O del ataque incendiario contra la candidata a Concejala por Padre Hurtado, Joselyn Garay, quien quedó gravemente herida, perdiendo en este terrible hecho, a su hijo, su nuera y su nieto, quemados bajo las llamas, correspondiente al caso 101 de femicidios frustrados a la fecha.
De igual forma, hace pocos días una comunera mapuche embarazada –cumpliendo condena- fue engrillada durante el parto, sin ningún criterio por parte de Gendarmería. Todas expresiones de violencia contra la mujer, más allá de la propia familia.
Es por ello que la masiva movilización ocurrida el jueves 20 ha sido una expresión del gran rechazo que genera este flagelo en nuestro país. La manifestación dio cuenta de la toma de conciencia que se está produciendo en Chile, frente a un delito que ha estado invisibilizado, que además es transversal a clases sociales, edades y etnias, tal como ha quedado demostrado una y otra vez, a pesar de la falta de datos que aún tenemos.
Desde mi rol como parlamentaria, ésta ha sido una temática en la cual he trabajado junto a mis colegas diputadas y senadoras, primero para relevarla en la agenda pública y hacer conciencia entre nuestros parlamentarios, y por cierto, promoviendo una legislación que se haga cargo de un problema que tenemos que enfrentar colectivamente, mujeres y hombres, desde todos los ámbitos sociales y políticos.
Durante este año le hemos hecho entrega de una moción parlamentaria a la ministra del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, Claudia Pascual, en orden a superar el concepto de violencia intrafamiliar, ya que la violencia contra la mujer se genera en diversos espacios, más allá de la propia familia. Queremos aportar a los cambios integrales que este Ministerio ha emprendido, y estoy cierta que ello nos permitirá adecuar esta legislación, estableciendo pautas legales para la aplicación efectiva de las penas, impidiendo que una vez que sean consideradas todas las atenuantes y agravantes, las sanciones sean más bajas que el piso de la pena establecido por el legislador.
Hemos propuesto, además, que en caso de que las medidas de alejamiento decretadas por el Tribunal sean incumplidas, se aplique el delito de desacato aumentando la pena en un grado. Y, en caso de reincidencia se produzca un símil con la denominada “Ley Emilia”, para que todo aquel que lo haga sea condenado a cumplir a lo menos un año de cárcel efectiva.
Estamos frente a una práctica antigua y dramática. De hecho, según cifras de Naciones Unidas, las mujeres entre 15 y 44 años son más propensas a ser mutiladas sexualmente o a morir por causa de una violación, que por cáncer, malaria, accidentes de tránsito o por guerra. Además de acuerdo a datos de la OMS, en todo el mundo, una de cada cinco mujeres es probable que sea víctima de una violación o intento de violación durante su vida.
En Chile, y de acuerdo a la recién presentada encuesta de la Corporación Humanas –undécima versión, con una muestra de entrevistas presenciales a 1.208 mujeres de 313 comunas con un nivel de confianza del 95%, el 85,8% de las mujeres se sienten discriminadas y cuando se les pregunta acerca del derecho que considera más importante que debe considerar una nueva Constitución, plantean “el derecho a una vida libre de violencia para mujeres y niñas”.
Respecto a la violencia contra la mujer, un 80,4% piensa que ha aumentado; el 87,8% dice que el Estado no toma medidas, y que lo más importante es aumentar las sanciones cuando las medidas de alejamiento no se cumplen. Asimismo, en esta encuesta, las mujeres opinan que donde menos se ha avanzado es en reducir la violencia de género.
El jueves pasado las mujeres nos vestimos de luto y fue muy decidor reconocernos en distintos lugares, en todas las ciudades de Chile. Igualmente compartimos una imagen y el lema de #NI UNA MUJER MENOS, participando en las plazas públicas en una gran marcha que se extendió de Arica a Punta Arenas. En esa manifestación de alto impacto ciudadano había especialmente gente joven, también muchos hombres, niñas y niños, familias completas, pero especialmente miles de mujeres que no callaremos más.
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