Se cumplen 77 años de la llegada del barco Winnipeg al puerto de Valparaíso. Traía 2. 300 españoles aproximadamente, había zarpado desde Francia el 2 de agosto para arribar a Chile en septiembre.
Aquellos refugiados entre los que se contaban mi madre, tío y abuelos reaparecen en nuestro recuerdo siempre vivo con más fuerza que nunca.
El dolor de los migrantes que llenan las costas de Europa en estos días remueve nuestras conciencias y nos contagia el corazón con el sentimiento humano más hermoso : la solidaridad. Frente a la barbarie, frente a la catástrofe renace el amor por los otros, por los que sufren la pérdida de lo más preciado, sus seres queridos, su historia, su identidad.
El símbolo del Barco de la Esperanza, como llamaron al Winnipeg, sigue vigente como un grito desesperado para no cerrar las puertas a los refugiados de hoy. La mayoría son personas de bien que ya no pueden sostener sus vidas en el lugar que nacieron por la violencia desatada a raíz de las características más nefastas de los seres humanos, el egoísmo, la codicia y la intolerancia que se hacen presentes en la Siria de hoy y se hicieron presentes en la España de ayer.
El símbolo del Winnipeg, Chile y España unidos por la solidaridad. La fértil provincia y señalada, el año 1939 permitió que esos españoles sembraran con sus talentos nueva vida en nuestro país.
La cosecha que logró Chile con el aporte de esos españoles ha sido reconocida en el arte, la cultura y la producción por su contribución al desarrollo de nuestro país.
Hoy, deseamos que los esfuerzos de miles de europeos solidarios permitan la creación de nuevas oportunidades para los miles de personas con la esperanza a flor de piel que siguen llegando a esas costas.
¿Faltarán más poetas como Neruda en la política de la Unión Europea para abrir las fronteras de mejor manera hoy?
El mundo ya cambió y nosotros ¿qué estamos esperando para responder a ese desafío con nuevas acciones de cooperación humanitaria?
¡Winnipeg, más vigente que nunca! En el marco de este aniversario de su travesía recordamos especialmente la obra de José Balmes, quien dejó de estar en esta tierra, pero vivirá junto a nosotros su gran legado de arte visual y compromiso social.
¡Los hijos y nietos del Winnipeg te reconocemos y saludamos gran artista nuestro!
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