En situaciones de conflictos que pasan de castaño a oscuro, como se dice habitualmente, poner en práctica la neutralidad emocional puede ser el salvavidas para no cometer errores que cuesten caro.
La neutralidad emocional es un tipo de actitud que te permite elevarte por sobre el problema en cuestión. De esta manera, podrás observar sin involucrarte, tomar perspectiva, relevar información que en el fragor puedes haber pasado por alto y, desde allí, adoptar un estilo más sereno para tomar mejores decisiones.
Incluso, esta estrategia te conducirá a mejores resultados cuando lidies en conflictos de opiniones o cuando estés demasiado incisivo contigo o muy ofuscado por determinadas cuestiones.
La neutralidad emocional pone en eje todo lo desfasado por el desborde emocional. Requiere templanza y entrenamiento. En primer lugar, necesitas hacer saber, con tono conciliador, que no participarás en situaciones que no te competen, como chismes, problemas entre dos personas donde se te pide que intervengas, entre otros. En el trabajo esto no implica que eludas responsabilidades, sino que estableces los límites entre los que te vas a mover.
Si opinas rompes la neutralidad, es vital que no lo hagas. Tu opinión puede ser mal interpretada, poco bienvenida y estarás reflejando sólo una parte de tu percepción. Más bien, expresa tu observación, e indica claramente que es desde tu punto de vista como un aporte a resolver la situación.
Es conveniente fijar posición una vez que hayas bajado la emocionalidad del momento y te encuentres lo suficientemente centrado como para expresar lo que piensas y sientes apoderándote de tu comunicación (“desde mi perspectiva lo que observo es…”, “La forma en que veo que esto puede mejorar es…”).
Un punto de partida saludable es buscar siempre el propósito detrás de tu neutralidad emocional. Pueden presentarse casos en los que estarás tentado en brindar tu opinión: lo único que lograrás con esto es embarrar el asunto y meterte en medio de lo que estás evitando. Reflexiona el propósito mayor de tu actitud, y de qué forma quieres contribuir a ello.
Aun así, habrá veces que estarás tan metido en el asunto que se dificultará posicionarte en neutralidad.
En estos casos, ejercítate en respirar profundo varias veces antes de seguir conversando.
También puedes marcar con una “x” en un papel durante la charla por cada juicio de valor que haces; esta es una forma de graficar y tomar consciencia de cómo te están dominando. A menos juicios, mayor neutralidad.
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