Se habla mucho acerca de la motivación, y siempre viene bien recordar algunas bases de este anabólico intrínseco que tienen todos los seres humanos, independientemente de sus características y situación personal.
Como es algo subjetivo, la motivación depende directamente de la actitud más que de la voluntad. Una buena actitud, incluso en medio de grandes desafíos, siempre te permitirá afrontar mejor las cosas.
En las organizaciones de todo tipo cada vez más se hace foco en la motivación, que, en esencia, es el conjunto de estímulos que mueven a las personas independientemente de los contextos.
Con una fuerte influencia de los estudios del comportamiento humano, sabemos que la motivación es inherente a cada persona y, también, a grupos y equipos por más diversos que sean.
La motivación es transversal a cualquier persona y organización que necesite salir adelante, forma parte del impulso vital que nos mantiene vivos.
En su construcción, la psicología ha diferenciado algunas características que necesitan ser consideradas para comprenderlo mejor.
Proceso psicológico interno: si bien no puede observarse directamente, sí sabemos que la motivación se “siente” a través de los comportamientos que genera, y la consecución de logros.
Como es un fenómeno individual, depende de cada ser humano la forma en que le afectará e influenciará los motivadores internos. El mismo motivador, en otra persona, generará posiblemente un resultado distinto.
Desde otra perspectiva, la motivación es compleja, ya que requiere un proceso de análisis, integrar experiencias, conocimientos, actitudes y comportamientos, que se manifiestan, a su vez, en forma consciente e inconsciente.
Hay dos tipos de motivación: extrínseca o intrínseca. La primera, viene dada por estímulos externos, desde afuera de la persona, por ejemplo, cuando se entrega un premio a alguien, o se obtiene un logro muy deseado; en cambio la intrínseca tiene el componente interno de cada persona.
Desde la perspectiva resultadista, motivación es lo que se necesita para estimular el desempeño humano y obtener resultados en cualquier aspecto, no sólo en el plano laboral. Al propender a lograrlo, es propositiva, porque promueve y propone un enfoque de energía y entusiasmo, optimismo y entrega, para conseguir lo que se anhela o se desea hacer.
Al hacerlo, el canal motivacional humano va creando conductas de actitud, movimiento, actividad y persistencia, para lograr resultados más allá de lo inmediato. Es lo que comúnmente llamamos “personas con ganas”.
La creación de un marco de experiencias de motivación, consolida la autoestima, ya que permite a la persona superar la inercia y la mediocridad media, para entusiasmarse por aquello en lo que ve un resultado, una recompensa interna o externa.
Al compartir este espíritu interno auto motivado, recibe una generación extra de energía; se retroalimenta para seguir actuando en consecuencia, y crea un ecosistema de entusiasmo y optimismo que se nutre con y de los demás en la misma frecuencia. Por eso es que resulta habitual que personas auto motivadas decidan aislarse o separarse de aquellas negativas y poco proactivas, ya que, según dicen, “las tiran hacia abajo”.
En las empresas y organizaciones hay una creencia de que un equipo bien motivado va a obtener mejores resultados. Esto es correcto, parcialmente; puesto que es complejo lograr un mismo nivel de motivación que sea parejo para todos los integrantes.
Hay características muy claras respecto a los estímulos internos y externos que generan motivación. Una caracterización rápida incluye aspectos biológicos (como saciar el hambre, la sed, descanso apropiado, satisfacción sexual); sociales (logros, poder, auto realización, reconocimiento); e incluso lo personal (consecución de metas proyectadas en el tiempo; sentido de crecimiento y desarrollo interno; ser escuchado, amado y considerado).
Para motivar y motivarnos, es importante cruzar una serie de aspectos que incluyen, al menos, estos recursos: comunicación asertiva, apertura, gestualidad apropiada, equilibrio y balance entre la vida y el trabajo, socializar y compartir experiencias, tiempo de relax y pausas activas, reconocimiento y planificación de metas.
El desafío es mantenerse motivado y entusiasmado por la vida. Algo tan cotidiano, como la posibilidad de levantarse cada día, para muchos es un gran motor, mientras que para otros, una carga intolerable.
Trabajar en el ajuste emocional interno es esencial para desarrollar la cualidad de la motivación, incluso como una forma sumamente efectiva de atravesar las dificultades propias de la condición humana.
Para lograrlo, aquí tienes más recursos: mantenerse con metas, proponerse objetivos y alcanzarlos paso a paso partiendo de pequeños pasos microscópicos, disfrutar de momentos de quietud y reflexión, nutrirse de visiones positivas de la vida - sin negar la realidad -, incorporar hábitos saludables, y hablar con personas que sostienen su éxito y propósitos, son grandes impulsores para tu motivación.
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