Mientras la derecha chilena, tanto empresarial como política, hace el soberano ridículo, con las típicas campañas del terror y dando ejemplos que ni un niño de secundaria daría para intentar frenar la aprobación del proyecto de reducción de la jornada laboral, se multiplican los ejemplos tanto del sector privado como del público que avalan la percepción mayoritaria de la ciudadanía de que la medida no solo es buena para las y los trabajadores de Chile, sino que también para quienes se atreven a aplicarla.
En el caso de la Municipalidad de Recoleta, a pesar del poco tiempo transcurrido desde la implementación de la jornada de 40 horas, para quienes se rigen por el Código del Trabajo, ya podemos sacar cuentas alegres que desestiman las supuestas preocupaciones, que, dicho sea de paso, solo buscan detener una demanda ciudadana cada vez más extendida, impulsada desde el PC y más particularmente desde la diputación de Camila Vallejo.
Al comparar los desempeños de algunos indicadores como el número de licencias médicas y los días no trabajados, con el equivalente de reemplazos contratados de ambos meses del año anterior y del presente, nos encontramos con la grata sorpresa de que en el 2019, las licencias médicas bajaron un 16%, desde 727 a 610; los días no trabajados - en el mismo período - bajaron de 8.424 en el 2018, a 7.344 días en 2019, es decir, casi un 13% menos, lo que en ahorro por concepto de reemplazos asciende a poco más de 18 millones de pesos en solo dos meses.
Es importante destacar que de la baja de licencias, el 84% de ellas se debe a una reducción significativa de aquellas derivadas de accidentes de trabajo y de enfermedades propias del trabajo, quedando en una situación mucho más estable, las categorías que no guardan relación directa con la calidad de vida laboral.
A esto se le suma el hecho indesmentible de tener trabajadores mucho más contentos, satisfechos y orgullosos de haber incrementado el valor de su trabajo, de poder descansar más y pasar más tiempo con sus familias y de haber aumentado la productividad, lo que añade una razón más para seguir impulsando este proyecto que cada día suma más adeptos en la ciudadanía y en el mundo político.
En síntesis, más productividad, aumento del valor del trabajo, disminución de licencias y de ausentismo laboral son algunos de los positivos efectos que se han evidenciado en este primer paso, lo que nos invita a seguir apoyando el proyecto y buscando a nuevos actores que deseen sumarse para construir un Chile más justo y menos desigual.
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