Estudiar una carrera vinculada a los negocios no necesariamente implica un mayor deseo de emprender. Esto, en cierta manera, me lo indica mi experiencia académica en la Universidad de Chile y algunos datos que entregaré en esta columna, los que irán confirmando mi tesis.
Al realizar un análisis básico sobre qué tipo de estudiantes universitarios podrían estar más dispuestos a generar emprendimientos en nuestro país, lo más probable es que se nos venga a la cabeza mencionar a alumnas/os que estudian alguna carrera vinculada al área de los negocios y administración, tales como Ingeniería Comercial, Ingeniería en Administración de Empresas o Contador Auditor. Estos programas resultan ser muy cercanos para el mundo de los emprendedores.
Sin embargo, esto resulta ser más una suposición que un hecho concreto. En la Encuesta Global de la Universidad de Espíritu Empresarial de Estudiantes (GUESS), que compara distintas universidades en Chile, respecto a la intención emprendedora de sus estudiantes, la Universidad de Chile y, particularmente, su Facultad de Economía y Negocios, no aparece como una institución en la que sus alumnos declaren el deseo de emprender como una forma de expresar su desarrollo profesional.
Por el contrario, los estudiantes manifiestan que más que emprender y ser trabajadores independientes, están más cercanos a mirar su futuro laboral, ejerciendo como profesionales dependientes de importantes empresas que operan en Chile o en el exterior.
Si bien es cierto que la intención emprendedora al inicio de la vida universitaria parece ser importante, ésta cambia con el transcurso de los semestres cursados. Para graficar esto, pongo un ejemplo concreto.
En los últimos tres años como académico del curso de pregrado llamado “Gestión y Empresas”, en el que recibo a más de 240 alumnos anualmente de primer año, he efectuado la siguiente pregunta a los estudiantes, ¿a cuántos de ustedes les gustaría emprender en el futuro y ser dueños de su propio negocio?
Me sorprende que un alto porcentaje de recién ingresados a la universidad levantan inmediatamente la mano. De hecho, muchos indican que desean emprender en el futuro. Argumentan que quizás no lo harán en los próximos cinco años, pues se excusan diciendo que por ahora se dan cuenta que no tendrán mucho tiempo disponible, pero que sí lo harían después de terminar la carrera.
Para ver si esa intención emprendedora se mantiene en el tiempo, he tomado como norma repetir la consulta a mis alumnos al final de cada semestre, sobre todo después que han conocido casos de varios emprendedores invitados al curso, quienes comentan sus historias de éxito, dificultades, fracasos, malos ratos, buenos experiencias, entre otras. A ellos les reitero, ¿a cuántos de ustedes les gustaría emprender en el futuro y ser dueños de su propio negocio?
Sin que el resultado de la consulta anterior sea un estudio estadísticamente significativo, lo que quiero compartir con ustedes es lo siguiente: menos de un 6% de los alumnos declaran querer emprender en el futuro.
La pregunta que sigue después de este análisis es ¿qué pasa con los estudiantes, que finalizado el primer semestre en la universidad no quieren emprender? ¿Por qué son tan pocos?
Al tratar de entender a los alumnos, podríamos especular indicando que quizás éstos piensan que es muy costoso desarrollar un nuevo negocio y que resulta más fácil desarrollarse profesionalmente como trabajador dependiente, en una empresa nacional o internacional.
De todas maneras, para tener mayores certezas habría que realizar un estudio acabado del tema. Sin embargo, lo que queda claro es que estudiar una carrera vinculada a los negocios no necesariamente implica que los estudiantes tengan más ganas de emprender. La propia seguridad de un potencial buen empleo, como trabajador dependiente limita a los alumnos a tener una mayor intención emprendedora.
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