La confianza es una emoción humana básica y uno de los ingredientes fundamentales para que exista la actividad económica y funcione nuestra sociedad. En la situación actual de crisis sanitaria y económica, ¿qué confianza podemos esperar o tener?
Pongamos un ejemplo simple y cotidiano. Juan y María son una pareja de profesionales que están formando una familia. Piensan ir al banco a pedir un crédito para comprar una casa en un nuevo barrio que va a empezar a ser construido.
Por otro lado, Pedro es arquitecto y formó una nueva empresa inmobiliaria con unos amigos, que es la dueña del proyecto inmobiliario en cuestión. Ya tienen listo el financiamiento y esperan firmar unas cuantas promesas de compraventa más para iniciar las obras.
En esta misma historia, Luis posee una pequeña constructora, que va participar en el proyecto. Él trabaja bien y ha logrado juntar sus ahorros, que tiene depositados en el banco. Asimismo, Andrés posee una firma que importa y distribuye materiales de construcción. Ya tiene el pedido que le hizo Luis para la nueva obra que va a comenzar. Juan y María trabajan en la empresa de Andrés.
Lo interesante de esta historia no es que sea una ilustración de cómo funciona un sistema económico, lo relevante es que todo lo que ahí ocurre es una “ilusión”.
En efecto, la casa que quieren comprar Juan y María no existe, porque el proyecto inmobiliario de la empresa de Pedro solo está en el papel. El contrato de construcción que dará trabajo a Luis aún no ha sido firmado y, por lo tanto, la orden de compra de materiales para Andrés todavía no existe. No existe el crédito hipotecario y Juan y María tampoco están seguros de si van a comprar su casa.
De hecho, dado que las ventas de la importadora han estado lentas, si no llega luego la orden de compra de Luis, es posible que Andrés tenga que enfrentar la difícil decisión de despedir a Juan o a María.
Y si cualquiera de los dos pierde su trabajo, se les va a hacer muy difícil obtener el crédito hipotecario y, probablemente, desistan de su decisión de comprar su vivienda.
El hilo conductor que mantiene este y cualquier sistema económico operando es la confianza de que, en base a nuestro trabajo y a la colaboración con otros actores de la economía, podremos construir día a día un futuro mejor para nosotros y para los demás.
Los precios de las acciones reflejan la confianza en el futuro de las empresas; el precio del dólar, el Imacec, el IPC, y el PGB, reflejan y dependen de la confianza en el futuro de nuestra actividad económica.
Solo si hay confianza, los inversionistas van a resolver invertir, las empresas van a decidir contratar, los financistas van a determinar si financiar y las personas van a optar por trabajar y luchar para construir un futuro mejor.
La confianza se construye en años de trabajo bien hecho, mediante la consistencia y calidad de nuestras relaciones, y a través de la estabilidad y el respeto de las leyes y normas que nos rigen como sociedad. Es responsabilidad de todos quienes formamos parte de ella cuidar y hacer crecer la confianza. Ser confiable es tener dignidad y dar confianza es entregar dignidad a otros.
En los próximos meses, nos veremos enfrentados a la titánica tarea de recuperar nuestra economía. Deberemos, todos juntos como sociedad, trabajar para reconstruir nuestras empresas y recobrar los empleos perdidos.
Para lograrlo, tendremos que hacer uso de todas nuestras reservas de confianza en nosotros mismos, en nuestras capacidades y en todos los demás actores de la sociedad.
Y bueno, hay un final feliz posible para la historia de este relato, en el cual Juan y María se deciden a comprar su casa, el banco define aprobar el crédito hipotecario, la inmobiliaria de Pedro determina ir adelante con su proyecto, la empresa constructora de Luis tiene trabajo y la importadora de Andrés logra vender cada vez más y mejores productos.
Y como una profecía autocumplida, donde antes había solo una “ilusión”, comienza a construirse un futuro mejor para todos. Y también hay un final feliz posible para nuestra historia como país, en la cual recuperamos la confianza en nosotros mismos y en los demás, y construimos juntos un futuro mejor para todos.
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