Durante el último tiempo hemos sido testigos de diversas manifestaciones sociales en nuestro país. Grupos de mujeres, escolares y personas de la tercera edad han salido a las calles para demandar mejores condiciones de vida y un trato más digno.
Los científicos también estamos afectados por la economía chilena y la falta de políticas científicas de largo plazo. La precariedad laboral ha llegado a instalarse en la comunidad científica.
¿Qué esperan nuestras autoridades para solucionar los problemas que afectan a los científicos? Para investigar debemos competir y pelear cada peso que el estado destina al desarrollo científico tecnológico del país.
Las competencias no son totalmente inadecuadas, siempre que impliquen porcentajes de aceptación elevados, y no el actual que define el Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología, donde compitan pares desarrollando líneas de investigación similares.
Consideremos que la formación de un investigador es un proceso extenso. Una vez terminada la escolaridad, el siguiente paso en nuestra formación como investigadores es postular y ser aceptados en alguna carrera universitaria. Luego, con sacrificios personales y familiares, concluir una carrera. Si es una licenciatura, la mayoría de las veces, estudiamos un pos grado porque nos interesa el conocimiento y la especialización para contribuir al desarrollo del país.
Y en el magíster de nuevo a competir con otros para lograr una beca. En ocasiones otorgadas por universidades a cambio de nuestros servicios como docentes por hora con algunos beneficios. Y, sin sueldo en enero y febrero, aunque seas trabajador con un grado universitario y un título profesional. Esto es precariedad también, y a veces afecta a extranjeros que provienen de otros países del continente.
Una vez que logras terminar el magíster, deseas avanzar al doctorado emulando a tus formadores. Otra vez toca competir y enfrentarse al sistema para obtener una beca (Beca Chile u otra similar). Ya sea para estudiar en Chile o en el extranjero siempre habrá una vara que te mida la cual va creciendo con el tiempo. Caben las preguntas ¿cuáles son los estándares instalados detrás de ello?, ¿se adaptan a la naturaleza de cada ciencia?
Luego de terminar la formación doctoral con variados obstáculos, otra vez tienes que competir por un puesto en la academia para devolver al país esa inversión que se hizo en tu formación. Normal, ya sabes que debes competir otra vez. Ahora necesitas tener publicaciones de tu tesis en revistas ISI de un cuartil que entregue puntos.
Finalmente, cuando logras entrar a la academia, si es el caso, hay más competencias y obstáculos que abordar.
Políticas, tradiciones arcaicas, abusos laborales, y un largo etcétera que te acompañan y que algunos prefieren callar y algunas prefieren no contradecir. Vas observando que no basta con entrar a la academia.
Las condiciones del trabajo te exigen entrar en la competencia por proyectos que significan unos pesos para realizar el trabajo por el cual te pagan. Te das cuenta que ser doctor o doctora es poco. Que si no tienes publicaciones ISI te consideran poco exitoso. Que, aunque te empeñes arduamente, no obtendrás reconocimiento a menos que apuntes hacia revistas y cuartiles. Innovaciones, proyectos de cooperación internacional, divulgación del conocimiento, vinculaciones a la sociedad, es poco bajo la visión exitista contemporánea chilena.
Además, debes batallar con que los instalados por décadas demuestran que piensan que no hace falta hacer doctorados en materias específicas. Sobre todo, de ciencias sociales, educación y artes.
Por ejemplo, en Educación Matemática, somos un número importante de doctores y doctoras los que estamos formados a nivel doctoral en Chile y en el extranjero. Y difícilmente logramos tener financiamiento para investigar en nuestro país devolviendo la inversión.
El llamado es a que no olvidemos datos importantes, como que la Beca Presidente de la República tuvo que cambiar porque no nos alcanzaba. Recuerden también que con el estipendio aquel no alcanzó para ir a hacer pasantías ni asistir a congresos. Teníamos que trabajar para costearnos el arriendo en una ciudad foránea, y la alimentación familiar cuando era el caso.
Poco hemos cambiado en materia de apoyo a la investigación chilena. Esto sin desconocer el esfuerzo de aquellos que se la han jugado por la creación del ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Los investigadores queremos ver un Ministerio que lleve a nuestro país a un desarrollo más justo y equitativo, de vanguardia y en sintonía con los desafíos del mundo actual.
Recordemos nuestra época de estudiantes de doctorado. Apoyemos a los que ahora están en nuestras condiciones de otrora. Porque necesitamos dignidad y respeto a nuestro esfuerzo y a nuestros aportes.
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