En enero de 2022, el gobierno de Sebastián Piñera presentó una reforma tributaria en busca de solventar el beneficio de la Pensión Garantizada Universal (PGU). La reforma, denominada por la prensa y expertos como la reforma tributaria chica, fijó en algunas exenciones el modo de obtener los recursos para las PGU.
Las exenciones que fueron modificadas o eliminadas por la reforma (Ley N° 21.420) fueron:
a) Tasa de impuesto único 10% de las ganancias de capital del artículo 107 de la LIR, ingresos provenientes por la enajenación de instrumentos con presencia bursátil
b) Reducción transitoria por dos años y posterior eliminación del Crédito Especial a las Empresas Constructoras en el IVA
c) Eliminación de los beneficios tributarios para la tercera vivienda para quienes hayan adquirido viviendas DFL 2 antes de 2011
d) Afectación con IVA a todos los servicios, excepto para los sectores salud, educación, transporte, y para todos los contribuyentes que emitan boletas de honorarios. e) Impuesto a la Herencia para los seguros de vida
Varias de estas exenciones contaban con una gran crítica transversal, principalmente ya que significaba beneficios a un grupo reducidos de contribuyentes y eran muchos los recursos que perdía el Fisco por la existencia de estas. Las únicas exenciones que fueron defendidas, en un comienzo de la discusión, se centraron en el crédito especial a las empresas constructoras e IVA a los servicios, ya que los mismos producen un encarecimiento de algunos bienes y servicios que son consumidos por la clase media y empresas, las últimas terminaran pasando parte de los costos a todos sus clientes (finalmente a todos).
Hablemos de la gran reforma (prometida en la campaña presidencial). Primeramente, la idea era obtener 5 a 8 puntos del PIB para costear los beneficios y cambios prometidos. Segundo, el fin de semana recién pasado el ministro Marcel explicó que se concentrara la reforma en sólo tres temas (no logrando recaudar los 5 puntos del PIB):
a) Cambiar el Impuestos Global Complementarios aumentando la tasa de los ingresos más altos
b) Desintegración del sistema tributario
c) Impuesto al patrimonio
Para mi entender, sólo el primer punto es fácil de aplicar e implementar, aumentando las tasas de impuestos o estableciendo nuevos tramos, pero en el caso de la desintegración del sistema tributario e impuesto al patrimonio existen problemas de fondo para aplicar y establecer.
La pregunta es ¿por qué se elige una reforma focalizada en dos puntos tan complicados?, la respuesta -creo- es que esa reforma tributaria chica no dejó con muchas posibilidades los cambios aceptados transversalmente. Pero existen otras alternativas, lucha contra la evasión y el comercio no establecido que causa tanto daño evadiendo IVA; además, algo que hoy es imposible de realizar, modificar las rentas presuntas de la industria del transporte e industria agrícola. En conclusión, la reforma tributaria chica no dejó otro camino y el camino elegido será muy difícil y complicado.
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