¿Qué hacer cuando nadie sabe qué va a pasar?

Algunos ejecutivos la han denominado como la “madre de todas las crisis”. Es que no es fácil proyectar nuestro quehacer diario en esta compleja realidad que estamos viviendo, en medio de una emergencia sanitaria y económica global sin precedentes. Ejecutivos y directores de todas las empresas del mundo se encuentran en estos momentos sopesando algunas de las decisiones más importantes y difíciles a las que probablemente se verán confrontados en sus carreras.

Algunas compañías de las industrias más golpeadas, como el turismo y la gastronomía, entre muchas otras, es posible que deban enfrentar dolorosos procesos de restructuración financiera o, incluso, la liquidación de sus negocios. Ojalá que sean las menos.

Aquellos ejecutivos, directores, trabajadores, proveedores, acreedores, accionistas y otros afectados, merecen nuestro mayor respeto y toda nuestra empatía y consideración. Ellos son el motor de nuestra economía y no hay duda de que el mismo esfuerzo y pasión por salir adelante que han demostrado en el pasado, les permitirán rearmarse una vez más y enfrentar con entereza los nuevos desafíos que les depare el futuro.

Mientras tanto, el resto de las empresas está implementando agresivas medidas de contingencia sanitaria para proteger a sus trabajadores, así como medidas de reducción de gastos menos esenciales para proteger el negocio.

En este contexto, empiezan a surgir con fuerza algunas preguntas fundamentales que deberán ser abordadas muy pronto y repercutirán en el futuro del negocio.

¿Hasta qué punto se debe empujar la contención de costos? ¿Cuándo y cuánto se deberá reducir la dotación?

¿Qué hacer con los proveedores y contratistas?

¿Es conveniente aumentar el endeudamiento de la empresa, hasta cuánto?, entre otras.

En el centro de esta crisis, está la palabra “incertidumbre”.  Nadie sabe cuánto va a durar ni tampoco qué tan profunda será. Parece ser la opinión generalizada de los expertos que esta crisis económica, al menos, se extenderá por varios meses, y que la caída en producción y consumo durante el segundo trimestre (y probablemente el tercero también) será de dos dígitos, variando el impacto entre distintas industrias.

Existe también, la incertidumbre de si la recuperación pos crisis será en forma de “V”, o sea rápida, volviendo a los niveles precrisis; en forma de “U”, es decir más lenta o en un escenario más pesimista, en forma de “L”, en el cual la caída de producción y consumo se perpetúa en el tiempo.

Los esfuerzos de las autoridades políticas y de los bancos centrales de todo el mundo están apostando con fuerza a la “V”, con un nivel de agresividad y coordinación sin precedentes en la historia.  Pero, si bien sabemos que esta crisis va a finalizar algún día, la verdad es que nadie está en condiciones de predecir con algún grado de certeza qué pasará en las próximas semanas y meses.

Lo cierto es que en este contexto, se hace necesario un marco que oriente la toma de decisiones mientras duren estos tiempos de alta contracción económica, que sabemos que son pasajeros y van a terminar.

Los ejecutivos y directivos de todo el mundo estamos siendo puestos a prueba por ésta, la “madre de todas las crisis”, y lo que hagamos y aprendamos en estos tiempos difíciles van a definir y orientar la gestión de nuestros negocios por muchos años, y quizás décadas más.

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