Seis claves para hacer turismo sustentable, inteligente y deseable

El mes de septiembre de 2018 colocará a prueba no solo la infraestructura terrestre y aeroportuaria de nuestro país, sino que además la capacidad de los destinos de poder responder a las exigencias de un cada día más creciente número de turistas nacionales y extranjeros.

Y es que en tiempos de redes sociales y presencia en línea las 24 horas, un destino no debiese estar apostando exclusivamente en la promoción como eje fundamental, considerando el incremento en el número de visitantes como factor crítico de éxito. Muy por el contrario, es tiempo que autoridades en conjunto con el sector privado comiencen a trabajar en modelos de manejo turístico local.

Modelos de gestión absolutos no existen como tal, no obstante cada destino con vocación turística debe considerar componentes clave como la presencia de un coordinador de sostenibilidad turística, un inventario de atractivos turísticos que considere la esencia del patrimonio natural y cultural local, un plan de desarrollo turístico con activa participación local, programas de educación y conciencia turística para comunidad local y visitantes.

También, ordenanzas y políticas que impulsen un adecuado tratamiento de residuos y fomenten el reciclaje, vinculación directa de la academia a través de observatorios turísticos que entreguen datos sobre cómo generar experiencias turísticas basadas en lo local y simulación de escenarios futuros para estar siempre preparados, son solo algunas ideas que es necesario colocar en valor, pero no perdiendo el foco de una industria turística que debe servir para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de un determinado territorio.

Con la cantidad de datos existentes, los destinos deben ir más lejos y comenzar a medir su rendimiento; sensores y mapas de calor en atractivos populares permitirán conocer horarios con mayor y menor afluencia de público y tiempos de permanencia, generando métricas y modelos predictivos, realidad aumentada que permita una interacción mayor con el entorno, especialmente en museos y sitios históricos.

Estos nuevos destinos necesitarán de un capital humano con un grado de vocación por el servicio y la mejora continua a toda prueba.

Me refiero a profesionales del turismo que lideren equipos interdisciplinarios y que sean formados a través de programas de estudio que respondan a las necesidades reales de los territorios, con académicos que estén continuamente actualizándose, fomentando el intercambio de ideas y conocimientos.

También el sector privado tendrá la oportunidad de capacitar continuamente a su recurso humano para un servicio de excelencia, con protocolos definidos y monitoreados continuamente, incrementando de esta forma la competitividad y no menos importante, mejorando las condiciones económicas de todos aquellos que trabajan para hacer de Chile, un lugar donde los visitantes podrán disfrutar de paisajes y experiencias memorables.

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